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miércoles, 8 de julio de 2015

La Verdad de Dios


Heavenletter # 5334 Publicada el 02 de julio 2015




Dios dijo:



Queridos, muchos de Mis Hijos no escuchan lo que les digo, consideran que no puedo opinar en sus vidas, siendo que les expreso la Verdad.
Queridos, muchos de Mis Hijos no escuchan lo que les digo, consideran que no puedo opinar en sus vidas, siendo que les expreso la Verdad.

Aunque les exprese la Verdad, entiendo que no tienen que escucharme, no obstante, a nivel individual, se permiten opinar de la vida ajena.

Pero nadie está autorizado a hacerlo, aunque sus opiniones encierren buenas intenciones.

Comprendo que les cueste esperar hasta que alguien les pregunte sus puntos de vista sobre algún tema en particular, ya que muchas veces los eventos ajenos tienen incidencia en sus propias vidas.

En ciertas ocasiones, las circunstancias los hacen reservarse su derecho a hablar.

En otras, por más que sean educados y cautelosos en el momento de hablar, notan que no son escuchados por la otra parte.

Hay una gran variedad de circunstancias que requieren de responsabilidad en el momento hablar, incluso si se trata de un extraño.

Podrían gritarle con razón a un extraño que no presta atención mientras da marcha atrás con su coche o si observan a alguien castigar a un animal, sin embargo, necesitan ser cautelosos con lo que dicen.

Hay una gran diferencia entre dar consejos cuando son pedidos, a cuando se opina sin ser invitado.

Necesitan ser cuidadosos en el momento de entrometerse en la vida de otros.

Según se trate de quien califique, alguien que invade la vida de otro es referido, con frecuencia, como un entrometido o un bienhechor.

En cualquier caso, la mayoría de las veces, los demás no les expresan gratitud.

Incluso, si preguntan por el resultado, la respuesta difiere con lo que desean escuchar.

A menudo no hay concordancia de pareceres, porque la ilusión no les permite encontrar dentro del conflicto, a los motivos reales de las rupturas y posteriores alejamientos.

Amados Hijos, es común ofenderse y culpar para no asumir la responsabilidad en los eventos conflictivos de su realidad, por estar basados en las fantasías del ego y no en la Verdad de Dios.









La Verdad de Dios



Queridos, en el momento de dirimir sus dificultades con los demás, siempre tengan en cuenta que la otra parte puede querer un acuerdo, más que su opinión.

Reconozcan que, aunque supuestamente conozcan a su interlocutor, desconocen ciertos aspectos de la vida de esa persona.

Ninguno sabe más que los demás sobre el curso y propósitos personales de la vida, incluso se da, que ni la misma persona se conozca con plenitud.

Cada uno se apoya en sus propias creencias, pero esto no quiere decir que deban imponerlas a los demás.

El fundamento del Libre Albedrío consiste que cada uno tenga la suficiente libertad para elegir sus propias opciones, por supuesto sin rebasar los límites ajenos.

Su realidad está basada en la dualidad por lo que no deben extrañarse si Uds. son vegetarianos y se encuentran con carnívoros, o son creyentes y se topan con ateos.

Aunque Uds. no compartan pareceres, deben permitir que los demás experimenten sus vidas según sus elecciones. 

En esto están incluidos los hijos, parejas, amigos, familiares, conocidos y desconocidos.

Algunos conflictos bélicos en la Tierra, han surgido por el intento de imponer ideas a otros que opinaban lo contrario.

En todos estos acontecimientos nunca estuvo reflejada Mi Verdad, ni tampoco la proyección del verdadero Ser en sus estilos de vida, lo que sí es evidente es la presencia del ego.

Cuál es el sentido del presente mensaje, que superen las fases reveladoras de la incidencia del ego, donde adivinan las circunstancias ajenas por creer saberlo todo y se auto-conceden el derecho a expresarlo.

Este es un tiempo para que todas las reglas de la ilusión en el mundo se relajen, ya que la vida en la Tierra está cambiando.

Estimo que a ninguno le gusta estar encorsetado en las usuales limitaciones.

Por lo tanto comiencen a asumirse en la idea de no entrometerse en los asuntos ajenos, a menos que tengan autorización.

No obstante sean cautelosos, para que no insten a otros a hacer lo que a Uds. les parece, tampoco se enojen si no atienden o aprecian sus consejos.

Nadie debe buscar acelerar o retardar las cuestiones ajenas, requieren de sensatez y seguridad en sus formas de proceder.

Estoy seguro que todos escucharon esto antes, por más que sea común en su realidad que quienes aplican las leyes, se consideren con derecho a interferir con los demás, sea con multas, cárcel u otro tipo de penas, para evitar desbordes sociales.

Amados Hijos, no es necesario que aconsejen a otros aunque incluya buena intención, sólo aténgase  a vibrar con la Verdad de Dios en sus corazones, que este reflejo será suficiente para influir en los demás.


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