Heavenletter # 5334 Publicada el 02 de julio 2015
Dios dijo:
Queridos,
muchos de Mis Hijos no escuchan lo que les digo, consideran que no puedo opinar
en sus vidas, siendo que les expreso la Verdad.
Aunque les exprese la Verdad, entiendo que no tienen que
escucharme, no obstante, a nivel individual, se permiten opinar de la vida
ajena.
Pero nadie está
autorizado a hacerlo, aunque sus opiniones encierren buenas intenciones.
Comprendo que les cueste
esperar hasta que alguien les pregunte sus puntos de vista sobre algún tema en
particular, ya que muchas veces los eventos ajenos tienen incidencia en sus
propias vidas.
En ciertas ocasiones,
las circunstancias los hacen reservarse su derecho a hablar.
En otras, por más que
sean educados y cautelosos en el momento de hablar, notan que no son escuchados
por la otra parte.
Hay una gran variedad de
circunstancias que requieren de responsabilidad en el momento hablar, incluso si
se trata de un extraño.
Podrían gritarle con
razón a un extraño que no presta atención mientras da marcha atrás con su coche
o si observan a alguien castigar a un animal, sin embargo, necesitan ser
cautelosos con lo que dicen.
Hay una gran diferencia
entre dar consejos cuando son pedidos, a cuando se opina sin ser invitado.
Necesitan ser cuidadosos
en el momento de entrometerse en la vida de otros.
Según se trate de quien
califique, alguien que invade la vida de otro es referido, con frecuencia, como
un entrometido o un bienhechor.
En cualquier caso, la
mayoría de las veces, los demás no les expresan gratitud.
Incluso, si preguntan
por el resultado, la respuesta difiere con lo que desean escuchar.
A menudo no hay
concordancia de pareceres, porque la ilusión no les permite encontrar dentro
del conflicto, a los motivos reales de las rupturas y posteriores alejamientos.
Amados
Hijos, es común ofenderse y culpar para no asumir la responsabilidad en los
eventos conflictivos de su realidad, por estar basados en las fantasías del ego y no
en la Verdad de Dios.
La Verdad de Dios
Queridos, en el momento
de dirimir sus dificultades con los demás, siempre tengan en cuenta que la otra
parte puede querer un acuerdo, más que su opinión.
Reconozcan que, aunque
supuestamente conozcan a su interlocutor, desconocen ciertos aspectos de la vida de
esa persona.
Ninguno sabe más que los
demás sobre el curso y propósitos personales de la vida, incluso se da, que ni la
misma persona se conozca con plenitud.
Cada uno se apoya en sus
propias creencias, pero esto no quiere decir que deban imponerlas a los demás.
El fundamento del Libre
Albedrío consiste que cada uno tenga la suficiente libertad para elegir sus
propias opciones, por supuesto sin rebasar los límites ajenos.
Su realidad está basada
en la dualidad por lo que no deben extrañarse si Uds. son vegetarianos y se
encuentran con carnívoros, o son creyentes y se topan con ateos.
Aunque Uds. no compartan pareceres, deben permitir
que los demás experimenten sus vidas según sus elecciones.
En esto están incluidos
los hijos, parejas, amigos, familiares, conocidos y desconocidos.
Algunos conflictos
bélicos en la Tierra, han surgido por el intento de imponer ideas a otros que
opinaban lo contrario.
En todos estos
acontecimientos nunca estuvo reflejada Mi
Verdad, ni tampoco la proyección del verdadero Ser en sus estilos de vida, lo que sí es evidente es la presencia del ego.
Cuál es el sentido del
presente mensaje, que superen las fases reveladoras de la incidencia del ego, donde
adivinan las circunstancias ajenas por creer saberlo todo y se auto-conceden el
derecho a expresarlo.
Este es un tiempo para
que todas las reglas de la ilusión en el mundo se relajen, ya que la vida en la
Tierra está cambiando.
Estimo que a ninguno le
gusta estar encorsetado en las usuales limitaciones.
Por lo tanto comiencen a
asumirse en la idea de no entrometerse en los asuntos ajenos, a menos que
tengan autorización.
No obstante sean
cautelosos, para que no insten a otros a hacer lo que a Uds. les parece, tampoco se
enojen si no atienden o aprecian sus consejos.
Nadie debe buscar
acelerar o retardar las cuestiones ajenas, requieren de sensatez y seguridad en
sus formas de proceder.
Estoy seguro que todos
escucharon esto antes, por más que sea común en su realidad que quienes aplican
las leyes, se consideren con derecho a interferir con los demás, sea con
multas, cárcel u otro tipo de penas, para evitar desbordes sociales.
Amados
Hijos, no es necesario que aconsejen a otros aunque incluya buena intención,
sólo aténgase a vibrar con la Verdad de
Dios en sus corazones, que este reflejo será suficiente para influir en los
demás.
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