Heavenletter # 4961 Publicada el 25 de junio 2014
Dios dijo:
Cuando te afincas en el sufrimiento, parecería que es porque has perdido el control.
Tal vez sea, porque
intentas transferir tu experiencia dolorosa a otra persona.
Podría ser a tu pareja,
empleador, médico, amigo, familiar o a Mí.
Cuando trasladas la
responsabilidad a otra persona, a veces, y desde tu punto de vista, esa obligación
incluye que alguien debe rescatarte o hacerse cargo de la culpa.
Tarde o temprano, el
sufrimiento se alejará y desaparecerá como una ola en el océano.
Las olas van y vienen,
al igual que sus resacas.
Estrella del sacrificio
Si una ola de dolor
logra lavarse lejos de ti, considéralo un milagro.
El sufrimiento se
experimenta como un cobrador que permanece frente a la puerta.
Tú sientes desolación y
lloras, piensas que nunca recuperarás la fuerza y que el sol no saldrá nuevamente.
Algunas veces una
experiencia dolorosa se va así como así y, en otras ocasiones, parece como que
se quedará bastante tiempo.
Ciertamente, pareciera como
que el sufrimiento te persigue y te engancha, con o sin aviso previo.
Queridos, aquí está el
quid, “El sufrimiento no tiene que
maltratarlos”.
Una cuestión es sufrir sin
aferramientos y otra muy distinta es comprar la idea que son víctimas
indefensas frente al dolor.
Sufran si es necesario,
pero no llevan una señal en sus corazones que indique: “Una vez más, fui una víctima”.
Amados, eleven sus vidas,
no es necesario que se inicien en el victimización, ni se sobrecarguen
colocándose una estrella del sacrificio, para que todos vean que sufren.
Libre Albedrío
Amados, sentirse como
una víctima no amerita el uso de una insignia de honor, la martirización no les
da méritos, ni ventajas.
No quita que, en algún
momento de sus vidas, hayan sido víctimas e incluso maltratados.
Sin embargo, haber sido víctima
alguna vez, no significa que tengan que serlo siempre.
Entonces, ¿Qué hacer?
Si caen en un pozo por
sí mismos o son empujados, recuerden que son Seres con Libre Albedrío, por lo
tanto cuentan con la opción de buscar la forma para salir.
Amados, ya lo he dicho
antes: “Sean sus propios salvadores”, elijan salir del papel de víctimas.
Una víctima se frustra y
siente que no puede hacer nada y Uds. no son impotentes.
Tampoco podría decirse
que son sobrevivientes.
Sin embargo, para ser
sobrevivientes y resistir, ¡deben ser lo
suficientemente buenos!
Correr en la pista de la vida
Si ayer utilizaste un
traje negro, hoy cambia el color de tu vestimenta.
No uses permanentemente
la misma ropa oscura, guárdala, mejor deshazte de ella.
Si ayer eras un
sobreviviente, hoy debes ser un brioso corcel, apostando por ti mismo y ganando
la carrera de la vida.
Querido, corre en tiempo presente, deja de galopar en el ayer.
En esta carrera que te
propongo, te recomiendo que conserves más la relajación y la calma.
No necesitas batir un
récord, no tienes que competir, incluso Contigo mismo.
Sólo tienes que salir e recorrer
la pista de tu actual vida.
No eres como la
madrastra de los cuentos que, cuando se miraba al espejo, se preguntaba si era
la más bella del mundo.
En tu caso, pregúntate:
¿De todos, quién fue el hueso más duro de roer?
¿De todos, quién fue el que más resistió?
Amados, no se sienten en
el estrado de la víctimas, permanezcan por fuera de esa corte.
Sigue caminando hacia el Sol
Tus ojalás, tampoco te
resultan muy esperanzadores o son los suficientemente buenos.
No te vistas cómo un esperanzador
que queda a merced de los vientos.
Los cambios y las
transformaciones están en camino y se parecen a los regalos.
Sin embargo, no seas un
entusiasta que espera se le obsequie lástima, piedad o
compasión, porque si es así, serás una víctima a medias.
No digo que debas ser el
más valiente de todos en la vida.
Tampoco, tienes que ser
un deslumbrante héroe de tu propia vida, pero si debes salir del sometimiento
que el mundo te tiene inmerso.
Querido, tú eres el
único que responde por tu propia vida, entonces no asumas un papel que te
exponga y deje a merced de los acontecimientos de la vida.
Lo único que te pido es
que mantengas el ritmo y “Sigas caminando
hacia el Sol”, sin importar la senda que transites.
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