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sábado, 4 de abril de 2015

Una rosa a punto de florecer

Heavenletter # 5238 Publicada el 29 de marzo 2015



Dios dijo:


Querido, tú eres una rosa a punto de florecer, deja que aparezca la Flor de la Vida en tu interior.
Querido, tú eres una rosa a punto de florecer, deja que aparezca la Flor de la Vida en tu interior.

¿Por qué debes hacerlo?

Porque tu Ser está en plena floración y abrirás sus pétalos con generosidad y belleza.


¡Qué Felicidad siento cuando veo florecer igual a una rosa a Mis Hijos queridos!

El Jardín de Mi Creación está repleto de flores y capullos de rosa en su plenitud, sin embargo, en el caso de Uds., aún están muy arraigados a la Tierra donde siempre han estado.

Aún no aprenden que en el lodo y el fango, una rosa puede crecer muy alto.

Una rosa no ve la suciedad del fango como lo hacen Uds.

Tampoco considera, ni por un momento, que la suciedad pueda quitarle algo de su belleza.

Si algunas gotas de lodo la salpican en sus hojas, la rosa se congratula con lo que la asperjó, mientras tanto se acoge con satisfacción a seguir brillando bajo la Luz del Sol.

Una rosa agradece al suelo que la acoge, a la lluvia que la moja y al cálido Sol que la nutre con su calor y brillo, porque a través de ellos reconoce Mi Presencia y recibe Mi Amor.

Una rosa luce su belleza aunque el Sol se oculte detrás de las nubes, igual está radiante por ser ella misma, sabe que brilla con Luz propia.

Cuando llega la lluvia, no jadea exclamando y quejándose porque se está mojando.

De hecho, gira en dirección a la lluvia y se empapa del agua que le cae del Cielo.

Una rosa está enamorada de la naturaleza, sabe que cumple con un propósito, que ocupa un lugar en el Universo y que pertenece a Él, porque es donde ella puede Ser.

Una rosa confía en sí misma, sabe que ella es la única que está a cargo de su Ser.

Una rosa no usa vocablos para nombrar a la Naturaleza como su Fuente benéfica.

Una rosa no sabe decir Dios, Krishna, Alá o cualquier otro nombre del Creador y Sostenedor del Universo.

Una rosa sabe que ella está creciendo y subiendo hacia el Sol.

Una rosa es una rosa e incluso no incorpora los nombres que le dan en todos los idiomas del mundo.

Una rosa no requiere de enseñanzas para conocer su propia naturaleza, sin embargo, aun así, cuando su nombre es pronunciado, ella resuena por ser ella misma.

Una rosa no pide nada, se siente completa en sí misma, sabe que no le falta nada, crece al amparo del Sol y la Naturaleza.

Una rosa no se detiene a pensar en lo que otros podrían pensar en ella, no desvía su atención de su propio avance.

Hijos Míos, Uds. son las rosas de Mi Bello Jardín, brillan con el reflejo de Mi Luz, sin embargo irradian la propia y la aumentan cuando se deciden a florecer al amparo de Mi Amor.




Una rosa a punto de florecer



Querido, de lo que te hablo es de la seguridad de tu Ser y del enorme caudal que posees en tu interior, aunque compartas Mi Jardín con otros millones de rosas tan hermosas como tú.

Iguálate a una rosa y deja de pensar en el ropaje que usas en este momento, olvídate si está desgastado, ¡renuévalo!

Se feliz de crecer con tantas rosas en Mi Bello Jardín, preocúpate por Ser tú mismo, como si fueras la única flor a la vista.

Ten plena certeza que crecerás al amparo de los Rayos del Sol.

 ¿Qué más puedes necesitar?

Te olvidarías de buscar admiración o adoración, saldrías del temor al aislamiento, menosprecio, pisoteo, negación, pérdida, desprecio y más.

Descubrirías que eres un Ser elegido por Mí y disfrutarías de estar donde te encuentras ahora.

Podrías amar y ser amado sin buscar la Gloria del Mundo.

Entenderías que eres un componente de la Unicidad, sin necesidad de conocer la palabra Unidad.

Revelarías toda tu belleza, sin buscar rodearte de admiradores, escucharías simplemente las exclamaciones de sus corazones.

Mostrarías tu belleza completa, sin sentirte modesto o inmodesto, dejarías de pensar en los opuestos, saldrías de la necesidad de ocultarte.

No tendrías que esconderte de ti mismo, tampoco a tu florecimiento, por esperar el momento oportuno para mostrar la Plenitud de la Belleza de tu Ser.

Serías tú mismo, serías Yo Soy y ningún mecanismo externo podría disuadirte de lo contrario.

Valorarías cada instante de tu existencia, incluso en la llamada declinación, la experimentarías sin arrepentimientos y lamentos, lo harías con Alegría en el corazón.

Aceptarías que este Camino es transitorio, nutrición de un aprendizaje de mayor elevación, de manera que cuando regreses adonde perteneces, te sirva para engrandecer tu Sabiduría del Universo.

Te sentirías nutrido por el suelo que te sostiene y regresarías con placer a las Aguas del Cosmos.

Amados Hijos, no importa dondequiera que hayan depositado sus pétalos en este momento, todos son una rosa a punto de florecer que sabe cuál es su destino y que está regresando al Sol de donde vino.



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