Heavenletter # 4972 Publicada el 06 de julio 2014
Dios dijo:
Querido, por un lado me
das las gracias por todas mis bendiciones y por el otro te recubres de acero
porque tienes miedo de la vida y la muerte.
Cuando haces esto, tus gracias
quedan sólo en el intento.
El supuesto
fortalecimiento con el que te proteges, está basado en preocupaciones y lo
único que consigues es endurecer tu corazón.
Ahora Yo te pregunto
¿Qué es lo que te preocupa tanto?, ¿Te intranquiliza la idea de la muerte?
Preocupaciones
Las preocupaciones no
son buenas para ti.
Has aprendido muy bien las
lecciones del mundo sobre la preocupación, al punto que te afliges por este o
aquel síntoma.
Los pensamientos negativos de tu mente, son los que gestan las enfermedades en tu cuerpo físico.
Aunque, para ser sinceros, la idea no te habría surgido, si nunca hubieras oído
hablar de las enfermedades.
Los pensamientos de
enfermedad se han convertido en una epidemia.
La enfermedad es un pensamiento
recogido y aprendido por Uds.
No dejes que se acerque
a ti, incluso si te la han diagnosticado.
Por qué no haces algo
mejor, encuentra la manera de concentrarte en otros aspectos de la vida o
sobre cómo corregir los desvaríos del ego.
Amados, recuerden que no
pende sobre Uds. una sentencia de muerte.
Leyes Superiores
La muerte no existe, por
más que el cuerpo lo haga en algún momento.
El cuerpo es un
revestimiento que les sirve para esta realidad y que cae en desuso para el cumplimiento de las
Leyes Superiores.
¿Cómo
y cuándo dejarás tu cuerpo te tiene perplejo?
No poder determinar la
fecha de caducidad de tu cuerpo te resulta desconcertante.
Lo que llaman muerte es
algo muy común, sin embargo, no lo pueden configurar con un reloj.
Tal vez sea eso lo que
te preocupa, no poder usar un reloj para emplear el tiempo en la medición.
Amados, desajusten el temporizador,
para que no le dediquen tanta atención a la tan mentada muerte.
Mediciones predictivas
No gasten tiempo para
medir el concepto de muerte.
Queridos, no desperdicien
su tiempo en estadísticas predictivas sobre la edad o expectativas de vida.
Empleen mejor sus vidas
y aléjense de las cifras de probables supuestos para cada época del año.
¿Les
sirve de algo una medición sobre la incidencia de la gripe, por ejemplo?
¿Qué
sentido tiene traer a la palestra la gripe?
Amados, dejen de honrar
lo inapreciable, denle la bienvenida a la Verdad y alójenla en sus corazones.
Todo lo demás se deslizará por la misma improponderancia que lo hará perder equilibrio.
Pensamientos y creencias limitantes
Queridos, renuncien a
toda la palabrería del mundo, sus descripciones y posibles curas, que sólo les retroalimenta
el ego.
Liberen su tiempo, pensamientos
y el corazón de lo que llaman enfermedad o trastornos.
Dejen de lado el apego a
las penurias y el sufrimiento.
Dejen de lado a los
pensamientos dolorosos.
Dejen de lado la idea de
un karma punitivo, salvo aquel que piensen cómo agradable y les guste.
Libérense de los
patrones de pensamientos y creencias sin sentido, incluso sobre posibles represalias y/o
culpa.
Todos se merecen tener bienestar y buena salud.
Dejen de considerar a la
enfermedad cómo un demérito, no se acosen con el sentido de indignidad.
Dejen de apostar
contra sí mismos, porque nadie los está apuntando con una pistola.
Amados, nadie les disparará a
quemarropa con una fórmula milagrosa, salvo que sean Uds. mismos quienes recojan las casualidades,
el azar y las probabilidades sueltas por el mundo.
Hipótesis de la ilusión
Yo les garantizo que
todas mis bendiciones no son hipotéticas y están en contra de
la enfermedad.
Veámoslo de la siguiente
forma:
Si no hubiera
profesionales que les diagnostiquen las afecciones o padecimientos, ¿existirían las enfermedades?
Si no existieran los laboratorios farmacéuticos, ¿habría recetas?
No me malentiendan, con
esto no quiero culpar a nadie de nada, ni aún por la enfermedad.
Si no existiera el
miedo, ¿habría algo que temer?
Amados, la enfermedad es
una fantasía y no significa precisamente un sueño anhelado por Uds., o ¿me equivoco?.
Inoculación mental
Sin lugar a dudas, podrían
estar libres de enfermedades, si por un instante pudieran librarse de los
pensamientos que las gestan.
Queridos, los
pensamientos son muy poderosos, más de lo que creen y quieren ver.
Cuando le dan
preponderancia a los pensamientos de enfermedades, se las provocan a sí mismos.
Con cada vacuna que
incorporan en sus cuerpos, se inoculan mentalmente al aceptar el
concepto de enfermedad.
No inviertan capital mental y espiritual en acciones que los hagan aceptar la enfermedad.
No le otorguen a la
enfermedad atributos que la privilegien.
Amados, no le den credibilidad
a la enfermedad invitándola a sus mentes, así se trate de un resfriado.
Poder de Dios
Para el caso que la
enfermedad ponga sus garras sobre Uds., elimínenlas con el Poder de Dios,
investido dentro de sí mismos.
Suéltense de sus garras,
porque son producto de la mente y no tienen que inclinarse ante ellas.
Si la eliminación de la
enfermedad no parece funcionar, busquen erradicar su dominio de alguna otra
forma.
No se aferren a la
enfermedad, no desconozcan el Poder que tienen y es su derecho de nacimiento.
Hijos Míos, accedan a su
Verdadero Estado de Conciencia del Ser, para que puedan creer en sí mismos y en Mí, más de lo que lo hacen con la enfermedad.
Amados, lo que denominan
muerte, concluye con el cuerpo, sin embargo no debe ser llevado para el provecho e incautación de una enfermedad.
¿Qué hay que temer?
El acto de morir o el
proceso de la muerte son percibidos por Uds. cómo una ofensa, casi como una
violación vergonzosa.
Hijos Míos, la muerte no
es ninguna deshonra, es una circunstancia que acompaña a su pasaje por la
Tierra.
La Vida no le es
quitada, erradiquen la idea de delito por el desprendimiento de sus cuerpos.
Queridos, Uds. son
invencibles, no le den al cuerpo tanta trascendencia.
Sólo el ego hace que el
cuerpo esté estrechamente ligado a Uds., sin embargo, no olviden que son Almas,
son Esencia Espiritual.
Amados, ¿qué hay que temer?
El ego puede ser
quitado, mientras que el Ser Espiritual nunca podrá ser eliminado.
Yo no puedo Ser
separado de Uds., no existe nada que pueda erradicarme de la Esencia de sus corazones.
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