Heavenletter # 4874 Publicada el: 30 de marzo 2014
Dios dijo:
Hace tiempo, Yo te dije
que te cuesta perdonar, porque no eres muy maravilloso en ello, pero si eres un
portento para ofenderte en primer lugar.
Ahora voy a añadir a esto:
Una vez que tomas la
iniciativa,
¿Quién eres tú para no perdonar?
¿Quién eres tú para retener la ofensa?
Por supuesto, dispongo de muchas versiones sobre esta historia.
Justificaciones del ego
Una de las versiones es que quienes te han ofendido, pueden honestamente no saber que lo han hecho y ahora no quieres hablar con ellos, ni reconocer siquiera su existencia.
Querido, en este caso:
¿Quién es el culpable?
¿Qué crimen cometieron para lastimar tu ego?
Otro escenario incluye a una falta sin adornos, cometida en tu contra y tu ego resultó herido.
El delito es muy claro, entonces ¿Por qué no ofenderse?
Si la lesión fue delibera o accidentalmente, tu corazón es grande.
Pueden existir otros delitos menos importantes de forma deliberada o accidental.
Alguien que te desairó, por lo menos en apariencia, tal vez con o sin intención, pero todo esto no es tan evidente como una lesión personal.
Ofensa real o imaginaria
Al principio, tu corazón
dolido quiere hacer pagar al otro la ofensa real o imaginaria.
Tú quieres que él pague para
que lo demás vean que te hirió.
No importa el grado,
igual te dañó, ves a la acción como un delito imperdonable.
La ira es ira, la furia
es furia, la rabia es rabia y cualquiera sea el evento que las incitó, lo más
probable es que sientas:
“¡Él no pudo hacerme eso!”
“¡No tiene ningún derecho!”
“¡Él no puede tratarme así!”
“¡No puede tratarme de la misma manera que los demás!”
“¿Quién se cree que es?”
Tu corazón herido se endurece y quieres castigarlo.
Cuando deseas castigar es porque te aferras a la ira, te vuelves a ti mismo implacable, como si tuvieras necesidad de hacerlo.
Y como si eso fuera adecuado para ti, endureces tu corazón para siempre.
El castigador se castiga a sí mismo
¿Quién eres tú para no perdonar?
Querido, ¿sientes que tu corazón te duele ahora?
Entonces ¿Cuál corazón es el lesionado ahora?
No importa lo bien que puedas sentirte contigo o lo que eres, te estás arrojando a un nivel más bajo y por lo tanto te lastimas.
Estás buscando venganza, no existe el castigo, salvo el que te propinas a ti mismo.
¿Qué ganas con el ojo por ojo?
¿Cómo te ayuda eso en realidad?
El ciego guía a otro ciego, estás emulando al que te ofendió intencional o accidentalmente.
Le quitas el manto y te lo pones tú, y si el otro es un verdadero sinvergüenza o no, estás copiando la villanía.
Ladrón de tu corazón
Si la ofensa del otro
fue un asesinato, te sentirás un asesino.
Si el otro te robó, querrás
recuperar lo que te sustrajo y buscarás sacarle algo a él también.
Podrías llegar a convertirte en un ladrón de tu corazón.
¿Sabes por qué debes dejar de sentirte ofendido?, ¿No es así?
Amado, te haces daño si te quedas con el cuchillo de la retribución dentro de ti mismo.
En lugar de retenerlo en tu interior, libérate a ti mismo de la sensación de ofensa que llevas, ten piedad de ti mismo.
Imposibilidad de dejar ir la ofensa
Posiblemente sientas que
dejar ir, sea algo imposible de hacer para ti.
Sólo te pido a ti y a
todos, si tienen que imitar a otros, copien a los que se han encontrado en su
corazón para no dejarse llevar.
Inclusive, en algunos
casos, háganse amigos de los que, supuestamente, podrían haberlos dañado
irreparablemente en su mente.
Si ellos descubren y vienen
con la intención de reparar el daño, permítanles hacerlo, en lugar de
empeorarlo y fortalecerlo.
Hablo de aquellos casos
que se hizo un daño grave, que están más allá de la ofensa de tu ego.
Si otros pueden elevarse
a una gran altura, tú puedes hacerlo también, y es necesario que lo hagas.
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