sábado, 5 de abril de 2014

Hasta que no perdonen

Heavenletter # 4874 Publicada el: 30 de marzo 2014



Hace tiempo, Yo te dije que te cuesta perdonar, porque no eres muy maravilloso en ello, pero si eres un portento para ofenderte en primer lugar.

Dios dijo:


Hace tiempo, Yo te dije que te cuesta perdonar, porque no eres muy maravilloso en ello, pero si eres un portento para ofenderte en primer lugar.


Ahora voy a añadir a esto:


Una vez que tomas la iniciativa,

¿Quién eres tú para no perdonar?


¿Quién eres tú para retener la ofensa?



Por supuesto, dispongo de muchas versiones sobre esta historia.





Justificaciones del ego



Una de las versiones es que quienes te han ofendido, pueden honestamente no saber que lo han hecho y ahora no quieres hablar con ellos, ni reconocer siquiera su existencia.


Querido, en este caso:


¿Quién es el culpable?


¿Qué crimen cometieron para lastimar tu ego?



Otro escenario incluye a una falta sin adornos, cometida en tu contra y tu ego resultó herido.


El delito es muy claro, entonces ¿Por qué no ofenderse?


Si la lesión fue delibera o accidentalmente, tu corazón es grande.


Pueden existir otros delitos menos importantes de forma deliberada o accidental.


Alguien que te desairó, por lo menos en apariencia, tal vez con o sin intención, pero todo esto no es tan evidente como una lesión personal.





Ofensa real o imaginaria



Al principio, tu corazón dolido quiere hacer pagar al otro la ofensa real o imaginaria.

Tú quieres que él pague para que lo demás vean que te hirió.

No importa el grado, igual te dañó, ves a la acción como un delito imperdonable.

La ira es ira, la furia es furia, la rabia es rabia y cualquiera sea el evento que las incitó, lo más probable es que sientas:


“¡Él no pudo hacerme eso!”


“¡No tiene ningún derecho!”


“¡Él no puede tratarme así!”


“¡No puede tratarme de la misma manera que los demás!”


“¿Quién se cree que es?”



Tu corazón herido se endurece y quieres castigarlo.


Cuando deseas castigar es porque te aferras a la ira, te vuelves a ti mismo implacable, como si tuvieras necesidad de hacerlo.


Y como si eso fuera adecuado para ti, endureces tu corazón para siempre.





El castigador se castiga a sí mismo



¿Quién eres tú para no perdonar?


Querido, ¿sientes que tu corazón te duele ahora?


Entonces ¿Cuál corazón es el lesionado ahora?


No importa lo bien que puedas sentirte contigo o lo que eres, te estás arrojando a un nivel más bajo y por lo tanto te lastimas.


Estás buscando venganza, no existe el castigo, salvo el que te propinas a ti mismo.


¿Qué ganas con el ojo por ojo?


¿Cómo te ayuda eso en realidad?


El ciego guía a otro ciego, estás emulando al que te ofendió intencional o accidentalmente.


Le quitas el manto y te lo pones tú, y si el otro es un verdadero sinvergüenza o no, estás copiando la villanía.






Ladrón de tu corazón



Si la ofensa del otro fue un asesinato, te sentirás un asesino.

Si el otro te robó, querrás recuperar lo que te sustrajo y buscarás sacarle algo a él también.

Podrías llegar a convertirte en un ladrón de tu corazón.


¿Sabes por qué debes dejar de sentirte ofendido?, ¿No es así?


Amado, te haces daño si te quedas con el cuchillo de la retribución dentro de ti mismo.


En lugar de retenerlo en tu interior, libérate a ti mismo de la sensación de ofensa que llevas, ten piedad de ti mismo.





Imposibilidad de dejar ir la ofensa



Posiblemente sientas que dejar ir, sea algo imposible de hacer para ti.

Sólo te pido a ti y a todos, si tienen que imitar a otros, copien a los que se han encontrado en su corazón para no dejarse llevar.

Inclusive, en algunos casos, háganse amigos de los que, supuestamente, podrían haberlos dañado irreparablemente en su mente.

Si ellos descubren y vienen con la intención de reparar el daño, permítanles hacerlo, en lugar de empeorarlo y fortalecerlo.

Hablo de aquellos casos que se hizo un daño grave, que están más allá de la ofensa de tu ego.

Si otros pueden elevarse a una gran altura, tú puedes hacerlo también, y es necesario que lo hagas.





Sin represalias en el corazón



Tú debes asumir la responsabilidad para contigo mismo.


No tienes que ser implacable, ni tienes que conservar represalias en tu corazón.


Sí, tienes que dejar de lado a todo lo que te hace doler el corazón.


De alguna manera debes dejar ir.


Querido, haz borrón y cuenta nueva.



Repito, borrón y cuenta nueva, para que no tuerzas tu corazón por más tiempo.


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