martes, 24 de noviembre de 2015

Poderosos capitanes de sus navíos


Heavenletter # 5473 Publicada el: 18 de noviembre 2015

 


Dios dijo:



Querido, entre las cosas que voy a decirte en este mensaje está que eres un poderoso capitán de tu propio navío, me refiero a tu Conciencia y que la activación de lo que te trae a Mí se retarda porque tú eres tu propio enemigo.
Querido, entre las cosas que voy a decirte en este mensaje está que eres un poderoso capitán de tu propio navío, me refiero a tu Conciencia y que la activación de lo que te trae a Mí se retarda, porque eres tu propio enemigo.

Incluso podría decirte que más bien eres tu archienemigo, porque te auto-impulsas hacia los problemas, sin embargo, esto es parte de la vida en la Tierra.

Te digo esto porque eres el que se niega a sí mismo cuando entregas tu Poder a otra persona o cosas, por tanto te restas responsabilidad en tu existencia.

La responsabilidad que te hablo no es la que conoces en tu realidad que equivale a colocarse un chal sobre los hombros, lo cual resulta conveniente para no ver la equivocación y al temor presente en esta actitud, sin importar cuál sea la cuestión.

Ser responsable es aceptar la equivocación sin culpa, extraer la enseñanza, propiciar un cambio de circunstancia y seguir avanzando sin necesidad de vulnerarte, ni hacer transferencia a ti, los eventos o las personas.

Cariño, reconoce que aceptar la responsabilidad en los sucesos de tu vida no te hace un criminal, tampoco un inepto que no sabe tomar decisiones, tampoco es un signo de debilidad.

La aceptación de la responsabilidad es el reconocimiento del propio Poder, para que cuando soplen vientos en contra, te parapetes apoyado en la solidez de tu seguridad interior, para que los inconvenientes se deslicen igual a una suave brisa sin obstaculizarte el avance.

Asumirte en la responsabilidad te evita sentirte desafortunado, te amplía las perspectivas en tu horizonte de sucesos, percibes con más nitidez tus derechos y privilegios, actúas y reaccionar mejor con las circunstancias y el mundo.

Ponte de pie y asume la responsabilidad de tu vida, para que dejes de evitar de dirigir tu propio navío.

Toma el timón de tu vida con resolución, conviértete en un capitán resuelto y valiente, para que salgas de las falsas creencias que te limitan a visiones de un pobre desgraciado que camina indefenso por la faz de la Tierra.

Tú eres un magnífico Ser de Luz, con un gran Poder en tu interior, toma las riendas de tu vida y establece tu propio curso con independencia a lo afín del mundo, así hagas la diferencia en tu existencia.

Permítete ser responsable de ti mismo para que veas tu fortaleza, salgas de la visión distorsionada que siempre te lleva a percibirte como un débil, por estar influenciado por los demás.

Amados Hijos, ¡por el Amor del Cielo, Uds. son poderosos capitanes de sus navíos! ¿Qué les impide tomar la responsabilidad de sus vidas y seguir adelante con sus existencias?









Poderosos capitanes de sus naves




Querido, la responsabilidad no es sinónimo de culpa, ya que esto es demérito.

La responsabilidad significa mérito, por tanto no te engañes, ser un líder no implica ser una víctima.

Reflexiona que la ilusión los hace tomarle gusto a la victimización para que no asuman la responsabilidad de sus vidas.

Esto es lo que distorsiona tu visión dentro de la realidad del mundo, entonces, decídete a asumir la responsabilidad de tu propia vida, para que des un corte definitivo a lo que te detiene.

Sé que estás pensando cómo vas a hacer esto si las dificultades se asemejan a tornados que te levantan en pleno camino y te dejan tirado en aguas profundas, de las que a veces apenas puedes salir.

Cariño, desde el vamos estás viendo los problemas, tienes Libre Albedrío, utilízalo para empoderarte desde ahora, tomando decisiones propias que te auto-rescaten, sin mirar alrededor para ver quién puede tirarte un salvavidas.

Si alguien te tira un puente agradécelo desde el corazón, pero una vez a salvo, sigue solo tu propio Camino, no traslades tu Poder para que asumas la responsabilidad de mantenerte a flote a ti mismo, sin esperar ser rescatado por otras manos.

Lo que quiero decirte es que no te desesperes ante las dificultades, no permitas que el miedo te debilite y te haga buscar amparo en los demás y las viejas reacciones, corta por lo sano y toma tus propias decisiones.

No entregues tu vida a las circunstancias ni al control ajeno, no regales lo más valioso de tu existencia, el Poder interior, otórgate Libertad a ti mismo, amándote y aceptándote tal como eres.
Aprende que no siempre vendrá un helicóptero a rescatarte, a veces tendrás que subirte a un árbol, una tabla o lo que encuentres a mano en el gran Océano de la vida, sin que signifique que vayas a despreciar una ayuda bien intencionada, sólo asume la responsabilidad y hazte cargo del timón de tu existencia.

Tú eres el que elige el mejor recurso que te servirá en cada circunstancia y sin importar de lo que se trate, serás el único responsable de tus opciones.

Sólo en retrospectiva puedes ver a una decisión como un error, sin embargo, no necesitas anticiparte para no reemplazar a la responsabilidad por culpa, porque lo que usualmente denominan accidente a causa de un error, muchas veces incluye a una decisión correcta.

Los resultados no cuentan toda la historia, sólo una visión amplia desde el corazón, te permite asumir la responsabilidad con aceptación, sin juicios, ni dudas.

En retrospectiva o en tiempo presente, que no te importe qué tan drástica pueda resultarte una elección, ya que lo que veas a simple vista no representa, a ciencia cierta, a un error, por tanto no hay accidente, sólo aprendizaje.

Ser responsable no significa que eres culpable, deja a un costado de tu Camino a la culpa para que te desapegues de esta distorsión sobre la responsabilidad.

Amados Hijos, lo único que necesitan contemplar es al Cielo en la Tierra, en este sentido aún no han visto mucho, entonces conviértanse en los poderosos capitanes de sus navíos aceptando la responsabilidad de sus vidas, para que eleven sus Conciencias y Regresen al Hogar del que nunca se fueron.



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