Heavenletter # 5373 Publicada el 10 de agosto 2015
Dios dijo:
Querido,
en ciertos momentos puedes encontrarte pensando que te gustaría ser un
Salvador, sólo que ten cuidado con el ego porque puede quitarle a tu servicio
un ingrediente fundamental, la Humildad.
Algunos pensamientos te
hacen desencontrarte con las intenciones puras y te empujan al egoísmo sin que
te des cuenta.
Por esto ten cuidado y resguárdate del ego en el momento de
ayudar a los demás.
Una forma de protegerte
es no calificando desde la mente a tus acciones, más bien siempre ten presente
a la Misericordia, no a la lástima, porque esta también es una manifestación
del ego.
Antes de pensar en el
mundo, comienza teniendo piedad por ti mismo, ya que así vas a ahorrarle Energía a tus pensamientos.
Ríete un poco más, para
que transmitas una Alegría auténtica
al mundo.
Esta Energía del Amor te reportará llaneza,
modestia, sencillez y paciencia en el momento de ayudar.
Incluso si te gustaría escribir un libro con mensajes que les sirvan de apoyo espiritual a la
humanidad, mientras lo hagas considera no presumir de vanidad, por intentar enseñar a los demás cómo experimentar
sus vidas.
Siempre recuerda que en
cada acto, pensamiento y palabras, sean escritas u orales, está presente la Energía de tus emociones y si no son acordes
con una actitud humilde provocarás
una tormenta.
Estima que antes de
exponer tus pensamientos en un papel, primero debes tener calma en tu corazón.
Las palabras que surjan
de tu mente deben provenir de tu corazón.
La Paciencia es otro
ingrediente esencial para este propósito.
No te olvides que muchos
aún están soñando y que tus palabras deben contener la suficiente Luz para
ayudarlos a despertar y aprender a iluminar sus Caminos por sí mismos.
Esto no quiere decir que
serás una Estrella en los sueños de los demás, ten cuidado, porque puedes
quedar atrapado por el ego en el proceso.
Si sólo deseas hacer el
bien a los demás, recuerda primero salvarte a ti mismo de la ilusión que impera
en la realidad del mundo.
Pon tu propia casa en
orden, aprendiendo a ser benevolente, amable, amoroso, alegre, confiado,
paciente y otras tantas cualidades, contigo mismo.
De esta forma toda la
gente que necesite Luz la captará en
tus vibraciones y no necesitarás hablar o escribir para ayudarlos.
Desde tu propia Energía compartirás con ellos y les darás
el empujón que necesitan para encaminarse en sus trayectos.
Ser un Faro de Luz que
brinde Amor y Sabiduría a los demás, no requiere de palabras, pensamientos e
incluso acciones, la sola Presencia del Ser basta para inundar de Luz a todos.
Amados
Hijos, todos Uds. son Mostradores del Camino, pero desarrollar esta tarea
requiere de mucha humildad, conocimiento de sí mismos, para que entreguen la
Luz de Dios con Amor en sus corazones.
Servir con Humildad
Querido, la ilusión los confunde en sus Misiones, en el momento de prestar un servicio al mundo
para ayudar a otros.
El ego requiere de
propaganda para inflar la personalidad, mientras que la Conciencia del Ser sólo
necesita del Silencio profundo en el corazón.
El ego se cree un gran
conocedor de la Verdad y la proclama a los cuatro vientos a quien se presente,
mientras que la Conciencia no la expresa, la manifiesta a través de la Energía
que emana el Ser.
El ego pretende enseñar apoyado en la soberbia, como los demás deben vivir sus existencias, en cambio la
Conciencia se apoya en el ejemplo y en la Presencia Yo Soy, sin pretender
demostrar nada.
El ego usa anteojeras
para mantener cerrada la mente con un velo e impedirle ver la Luz, en tanto la
Conciencia se comunica con las frecuencias del Amor y la Verdad, para limpiar a
través de la Energía todas las sombras que rodean a los pensamientos.
Cuando te amas a ti
mismo lo suficiente, muestras tu Luz sin necesidad de hacer nada.
Esto es todo lo que
tienes que hacer si quieres ser una Luz para tu familia, amigos, compañeros de
trabajo y todos los que te rodean en tu cotidianidad.
Sólo así podrás iluminar
y compartir con otros, evitando ser un mero reflejo
de la Luz por estar ensombrecida por el ego.
Engánchate con la Luz,
compártela con la humanidad y el mundo, pero antes acéptate, para que puedas
experimentar el verdadero Amor en tu
vida.
Cuando lo hagas no
necesitarás escribir un libro, tampoco hablar sobre tu Verdad, ya que serás la
viva Expresión del Amor.
Los Grandes Seres
Espirituales no desean hacer buenas obras, porque no piensan en los demás en
función de sí mismos.
Ellos no necesitan
promover el Amor, son la viva representación de esta maravillosa Energía
Divina.
Ellos no buscan el
reconocimiento ni la auto-glorificación, porque saben que representan a la
Gloria de Dios.
Ellos no se ponen en un
pedestal, ni se sienten superiores a los demás, porque saben que todos son
iguales.
Un Ser espiritual es un
humano humilde que no predica el perdón, si sabe que guarda rencor en su
corazón.
No predica sobre la Paz, si
todavía celebra con una antorcha la ira en sí mismo.
No se deleita indicando
que se debe hacer, si aún no hizo su propio trabajo o no sabe cómo hacerlo.
Simplemente ejecuta lo
que considera que contempla Mi Voluntad.
Todo lo que hace lo
realiza en Mi Nombre, no en el suyo, trabaja desde la Conciencia a Mi Servicio.
No se empodera a través
de lo que entrega a otros, se fortalece a través de la Energía presente en su
corazón.
Sabe perfectamente que
es el Creador y Sustentador del mundo, ahorra Energía porque no requiere hacer
alardes, obra desde la humildad.
Un Ser Espiritual no se
somete a sí mismo a las presiones del ego, porque ya lo ha aunado con la mente
y el corazón.
La atención de un Ser
Espiritual no está puesta en hacer el bien, sino en prestar un servicio en Mi
Nombre, entregando las frecuencias de Mi Energía de forma natural y espontánea, sin esperar nada a cambio.
Sólo sirven en el mundo
siendo ellos mismos, en completo agradecimiento por Representarme y ayudar a
instalar el Cielo en la Tierra.
Amados
Hijos, si desean servir al mundo compartiendo Mis Bendiciones, agradezcan en lo
profundo de sus corazones las que derramo en Uds. de continuo a través de Mi
Amor, así entreguen con humildad Mi Energía a los demás.
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