sábado, 11 de julio de 2015

La Rosa de la Conciencia


Heavenletter # 5337 Publicada el 05 de julio 2015



Dios dijo:



Querido, tú eres Mi Corazón, hablas por Mí, tú eres la Rosa de la Conciencia Divina que me representa.
Querido, tú eres Mi Corazón, hablas por Mí, tú eres la Rosa de la Conciencia Divina que me representa.

Que tú me hables y Yo te hable, es lo mismo.

Por más que pienses que estás separado de Mí, que nadie en el mundo puede escucharme, igual siempre Somos Uno y el Mismo.

Si te desprendes del ego, descubrirás que no hay separación entre tú y Yo, además podrás escucharme y hablar directamente Conmigo.

Cuando vas más allá del teatro habitual de la ilusión, hablar y escuchar es lo mismo, porque Yo estoy dentro de ti.

Cuando aceptas Nuestra Unidad, borras los límites del Yo inferior y la individualidad, sólo queda el Yo Soy que siempre está.

Te parece increíble imaginar que Soy tu Sabiduría y que resido en tu interior.

Entiendo que prefieras que responda a la imagen que te alimentaron sobre Mí, como un Gran Dios que está sentado con magnificencia en una montaña en el Cielo, a Quien le solicitas respuestas.

mente-ego hace lo posible para mantenerte en las preferencias de tu zona de confort, para que me imagines como una voz que se escucha igual al eco en una barranca.

Prefieres que Yo sea una voz externa, porque me imaginas como una enormidad separada de ti, difícil de escuchar, por lo que te resulta imposible atreverte a venir hasta Mí.

Temes que si tomas contacto Conmigo, tus pensamientos estallen, siendo que tú y Yo Somos Uno y lo Mismo.

En realidad temes perder tus ideales si te contactas con tu Dios interior.

Sabes que existo, me adoras, pero vacilas en unirte a Mí, no quieres subir a la Cima de Nuestra Existencia.

La verdadera fidelidad hacia , implica la mayor fe que puedas depositar en tu Ser, por lo tanto, deja de retirarte a ti mismo de la Unidad.

¿Qué opinas de ser Dios en un cuerpo humano?
¡Piénsate a ti mismo como Dios en un cuerpo humano!

Hazlo para que salgas de los parámetros de la Mátrix que te hacen verte como un Ser atrapado en un cuerpo humano, en algunos momentos como un canalla, en otros equivocado, pero nunca como Dios.

Siempre estás restringido por las limitaciones de la ilusión, con la creencia de un destino predeterminado que te incapacita en el acceso a las maravillas del Universo, como rodear la Luna e ir más allá, al Infinito.

Temes descubrir el linaje noble de tu Ser y la Herencia Divina presente en él.

Tú puedes elegir percibir tu Divinidad ejecutando actos supremos revestidos de humildad, así veas que requieres alejarte de tu pequeño Yo.

Cuando percibas eso, verás la cáscara del ego que te recubre y que negar tu individualidad no incluye humildad, sino un acto extremo de orgullo para desconectarte de tu Ser.

Tu desconexión implica que niegas a tu propio Ser, a Mi Santidad dentro de ti y afianza más tu falso sentido interior de separación.

¡Yo no estoy separado de ti, Yo Soy tú!

La diferencia está que, mientras Yo te percibo como Yo Soy Dios, tú dudas de .


Amados Hijos, Yo no dudo de Uds., estoy dentro de su Ser y no en el exterior, no obstante, Yo no Soy más que todos Mis Hijos, Soy la Rosa de la Conciencia que los orienta y llama de Regreso.







La Rosa de la Conciencia



Querido, la voz que escuchas es la Mía y está desprovista de orgullo, está revestida de humildad.

Realmente estás muy asimilado en las creencias que te mantienen en la ignorancia, por fuera de la humildad, siendo está la principal causa de tu desvió del Ser.

Cuando te sientes solo, te percibes abandonado por Mí, cuando en realidad eres tú el que desatiende su Ser.

Entiendo que esto te resulta difícil de controlar, porque prefieres quedarte con lo mundano.

Podría decirse que optas por las imágenes inútiles de tu Yo inferior para centrarte en la personalidad, sin importar que al excluir tu Ser, lo estés encarcelando.

De esta forma objetivizas tu Ser y lo pones fuera de ti, porque temes perder tu identidad en el mundo, por acercarte demasiado a los archivos de una existencia en la ilusión con poco valor.

Por relegar tu vida a las ataduras del cuerpo, evidencias el temor a la pérdida del pequeño Yo y a salir de la visión que sueñas, que ocupas un lugar destacado en el mundo.

Cariño, la salida de tu sistema de creencias, implica que me amas y lo haces contigo mismo con Amor Incondicional, que te permite vestir Mis Energías y practicar Ser Dios con toda tu Esencia.

En cambio la devoción que le rindes a la imagen de la pequeñez, te aleja de tu propio Ser, te hace huir del Nombre de Dios, como si fuera una entelequia de otra Dimensión totalmente ajena a ti.

Hablas de las Dimensiones del Ser pero le temes, e incluso, tus falsas e infundadas presunciones, te mantienen con los dedos cruzados cada vez que piensas en tu Omnipresencia.

Saltas por encima de tu grandeza, para promulgar el conocimiento de la pequeñez, desconociendo, obviamente, tu vastedad y Sabiduría de Dios.

Esta es una forma de negar la responsabilidad a Ser tú mismo, para continuar dibujando una imagen falsa de tu Ser y fijar en el exterior a una que llamas Dios, que permanece en lontananza.

Mientras tanto tú ejerces de espectador en el mundo y sólo ves a Dios al final de tu existencia, para que te castigue por lo mal que elegiste en tu vida.

Admito que tanto para ti, como para el resto de Mis Hijos les parezca inútil reclamarse a sí mismos en su interior a su propia Presencia de Dios.

No para que la proclamen en el mundo, sino para lo hagas con tu propio Ser Dios a ti mismo y al Santo Universo.

Entiende que esto no tiene relación con tu elevación, tampoco con tu Omnipotencia.

Amados Hijos, está vinculado con la responsabilidad que haga florecer a la Rosa de la Conciencia que les indica que por más que están en la Tierra, siguen en el Cielo.


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