Heavenletter # 5311 Publicada el 10 de junio 2015
Dios dijo:
Querido,
la paz no sólo es posible, está a mano y no hay necesidad que ningún enemigo
real o ficticio la robe de tu corazón.
Tampoco tiene por qué
haber ningún enemigo en tu corazón, ya que no existe, excepto en tu imaginación.
Si un posible enemigo existe,
es sólo la aflicción del corazón por ese otro.
Los enemigos son una
ilusión predicada y construida en globos de aire caliente.
Alguien que se ve como
un enemigo puede haber sido un buen amigo, familiar o conocido que cayó en la
brecha de una mala percepción.
Algunos malentendidos provocan
una lluvia radiactiva, por lo cual un amigo que queda herido en sus
sentimientos, acarrea el bloqueo del corazón.
Quienes se sienten lesionados,
justifican su dolor construyendo un arsenal de delitos, para encontrar
justificaciones que apoyen sus razones.
La otrora diversión
amistosa desemboca en una corriente de malas vibraciones a raíz de la culpa y por
la falta de comunicación, para transmitir, con honestidad, que evento malogró y
manchó el vínculo.
La honestidad sin mácula
es una virtud hermosa, mientras que la culpa se transforma en una enemiga de la
amistad.
Cariño, con o sin culpa,
ambas partes necesitan escucharse una a la otra, para dilucidar qué es lo que
apagó la amistad.
La culpa es sinónimo de búsqueda
inútil, al igual que la guerra, no proporcionan Paz al corazón, exacerban la
animosidad en todos los involucrados.
La guerra es un juego
coloquial entre personas o naciones, para medir fuerzas y comprobar quien
superará a quien.
Aunque quedé un
derrotado, el otro no ganó nada, salvo un falso orgullo sustentado en el ego, con
una victoria fugaz por haber aplastado al contrincante.
¿Pregúntate, quién o qué intervino en todo momento en los extremos?
Con un chasquido de los
dedos sabrás donde está el malentendido y el porqué del orgullo herido.
Tanto el orgullo herido,
como el de la falsa victoria, ínfimos o grandes, tiene el mismo origen, el ego.
Amados
Niños, el ego es enemigo de la Paz interior, siempre buscará con que medio
atacarlos para fortalecerse a sí mismo.
Enemigo de la Paz
Querido, ¿cuántas veces
a lo largo de tu existencia te sentiste herido, no obstante continuaste
batallando con las mismas circunstancias en distintos escenarios?
Me estás diciendo que
insististe en esto, porque no podías darte por vencido y ceder la victoria a otro, ya que
tus razones eran valederas y más fuertes.
Sin embargo, el orgullo, en cualquiera de sus manifestaciones, te exige cuidado y fortalecimiento, siendo
que es diminuto.
Con frecuencia, para que
mal reacciones te susurra:
‘Mírame, estoy aquí, préstame atención, no retires tu visión de mí que yo soy importante y debes inclinarte ante mí.
Cuando estás herido yo te ayudo a enfrentarte a tus enemigos, permito que te transformes en ese alguien que evitará que le sigan haciendo daño.
Yo te ayudo enviándote imágenes de otros pasados para que recuerdes y asocies a los eventos similares, así puedas sostenerte y luchar hasta el final.
Oh, sí, yo soy el que posibilito que la ofensa no te aplaste, sino que seas tú quien avasalle a tus oponentes en el Camino’.
De esta forma un simple
charco se convierte en un estanque, un río e incluso un mar, aunque un
verdadero océano sea, se vea y disfrute mejor.
Un verdadero océano es
poderoso, no recurre a riñas, en cambio la guerra es un asunto serio, equivale
a pelearse por algo del pasado tirado en el presente.
La guerra es una ladrona
de la Paz, donde las situaciones no son lo que parecen, sólo una cuestión de
ego que te hacen mal ver, al ensombrecerte las percepciones básicas, una y otra
vez.
El ego transforma tus
convicciones en fuertes engranajes emocionales, para que batalles sin ser
derrotado, disparando una incesante ira en lugar de apaciguarte.
Sin embargo, las
oscilaciones entre la guerra, ira, seudo calma, demandas, intimidación,
expectativas de sumisión para mantener el pulgar hacia abajo, bajan las
vibraciones, quitan la Paz, aumentan la negatividad, te enferman el cuerpo y el
Alma.
En estas reacciones no
hay nada maravilloso, en cambio en la Paz sí, si te propones puedes
tenerla, pero primero necesitas de comprensión.
La comprensión te
facilitará la salida de la refriega y posibilita el ingreso a un escenario
más grande.
La Paz te hará avanzar a
pasos agigantados, más bien darás un salto por delante de la lucha.
La Paz es una acción
diferente a la de la guerra, no le da margen a la agresión, ni la violencia,
tiene más poder que los conflictos, implica Libertad y liberación.
Habilita al
entendimiento a despejar el tablero de la incomprensión, desobstruye el campo
mental, para dar espacio a la tolerancia y benevolencia.
La comprensión es una de
las herramientas poderosas de tu arsenal interior, que aumenta los latidos de
la Paz en cualquier malentendido de tu cotidianidad.
Antepone la Paz derivada
del Amor interior, para que te sueltes de las falsas nociones, abras tu corazón
y el de los demás.
Cuídate del orgullo que
te consume, sostiene en posiciones inquebrantables y sirve de combustible a las cuestiones del pasado, para nutrir un falso sentido de guerra.
Amados Hijos, saquen la
animosidad de sus corazones retirando su visión de los falsos enemigos del
exterior.
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