viernes, 8 de mayo de 2015

Sin aferramientos

Heavenletter # 5272 Publicada el 02 de mayo 2015




Dios dijo:



Querido, este es el tiempo de perdonar, aprovéchalo para que te permitas librarte de los aferramientos que endurecen tu corazón.
Querido, este es el tiempo de perdonar, aprovéchalo para que te permitas librarte de los aferramientos que endurecen tu corazón.

Vacíalo ahora mismo, ya sabes que la dureza no pertenece a tu corazón.

Tu corazón está destinado a desplegarse, sin apuros, ni rigidez.


¿Por qué estrangulas tu corazón?
¿Mientras lo haces, qué crees que estás haciendo?
¿Pensaste que cuando te niegas a perdonar, endureces tu corazón, porque te resistes a perdonarte a ti mismo?

No hay más remedio, necesitas “dejar ir” el daño que llevas.

Pese lo que te hayan dicho o hecho, incluso la peor cosa imaginable en el mundo, tienes que dejarlo ir.

No lo guardes contigo, tú sabes mejor que quien te ofendió, que obró con desconocimiento de la Sabiduría interior.

Considera que permanecer ofendido te significa estar desanudado en un entretejido que no te pertenece o cargar con una mancha de tinta oscura derramada en la superficie blanca de tu Ser.

Te implica portar con problemas de audición, por simplemente no escuchar el pedido de liberación de tu corazón.

Recapitula un momento, si quien te ofendió hubiera sabido más sobre las consecuencias para tu corazón ¿lo habría hecho?

Sin importar la gravedad, del mismo modo que el dolor puede resultarte difícil dejar ir, para la otra persona le significa encontrarse atrapada en un impulso de una sola dirección, porque le fallaron los frenos.

Piensa que también estás atrapado en una sola dirección, porque no estás permitiéndote superar el agravio.

Cuando te hablo de una sola dirección me refiero que te encuentras aprisionado en la carretera de la obstinación.

Te implica estar en una compulsa para comprobar quién aprieta más las mandíbulas, durante más tiempo.

Si esta no es tu postura, entonces “deja ir” para que encuentres un desvío que te devuelva al camino principal.

Sal de los parámetros del mundo que no sería correcto o seguro para ti cambiar de posición, ya que te estás perpetuando en un crimen sobredimensionado que te ha catapultado a las bajas vibraciones.

En efecto, te estás disparando incesantemente con la misma arma y te mantienes en la sombra.

Amados Hijos, recojan los pedazos de sus aferramientos y vuelvan a unir e integrar su Ser.




Sin aferramientos



Querido, el arma que disparas es tu ira, apoyado en un falso sentido de justicia propia.

Comparto contigo que no deberías haber sido maltratado y que no merecías un tratamiento irrespetuoso.

Sin embargo, no debes seguir maltratándote a ti mismo, ni a tu corazón, por obstinarte en permanecer enojado.

Te pregunto:

¿Qué beneficio te reporta custodiar el agravio con enojo?
¿Te ampara para poder juzgar la acción de quien te ofendió?
¿El ego te parece un buen árbitro?


Calienta la frialdad de tu corazón, perdonándote por haber resguardado un daño del ego.

Extiéndete la mano a ti mismo y coloca la ofensa fuera de tu camino.

El deshielo de tu corazón no tiene precio, te significa la recuperación del Amor y la Felicidad para contigo mismo.

Te implica ingresar en el calor de tu realidad por haber “dejado ir” lo que te mantenía prisionero del ego.

La superación de lo que te encadena al pasado, te sitúa en el aquí y ahora, con múltiples oportunidades para seguir nuevas direcciones.

Cariño, afloja el torniquete, deja ir el pasado, para que aflore el Amor hacia ti mismo.

Tú crees en las vibraciones del Amor, entonces bucea en tu interior hasta encontrarlo.

Pon a tu corazón en el sitio que le corresponde, recupera su calor para que le aumentes la temperatura en tu vida.

Los aferramientos son una aberración que cometes contra ti mismo, al cederle espacio a los pensamientos limitantes.

Renuncia a las ofensas, porque lo más intolerante es que te agravias a ti mismo.

Deja a un costado los parámetros externos, no escuches sus susurros en el momento de decidir lo que te beneficia, nadie sabe mejor que tú sobre ti mismo y tus conveniencias.

Sólo tú sabes que es lo que constriñe a tu corazón.

Yo también lo sé, tanto como tú, así que no te demores, apúrate a acompasarte con el tic tac de la vida.

No te tomes un tiempo de espera para “dejar ir”, porque el pasado no es el lugar donde quieres estar.

Te aseguro que no te agrada estar aferrado a limitaciones que no valen la pena.
Toma la iniciativa y desapégate, sal de esta trampa en este momento, ¡ya!

Amados Hijos, decídanse a soltar sus aferramientos, no tienen nada que perder, la terquedad y la justicia propia son una desviación en el Camino de la Conciencia.


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