Heavenletter # 5258 Publicada el 18 de abril 2015
Dios dijo:
Querido, tú eres igual a mil Estrellas.
Te digo esto por las dos
formas que tienes de ver tu vida.
Sintiendo lástima por ti
mismo apoyas la idea de ser una víctima, sin embargo hay mucho más en la vida
que ser un vencedor o una víctima.
La vida no es una
cuestión de mía o tuya, matar o morir, bien o mal, sí o no, claro u oscuro.
Por desgracia,
los opuestos te hacen elaborar juicios de valoración para sopesar con una escala
poco sensible lo maravillosa o imperfecta que te resulta la vida.
La vida en el mundo está
estructurada entre la existencia e inexistencia, ser o no ser, realidad o
ficción, blanco y negro, aparte de la gama de colores intermedios donde ondulan
las oportunidades.
En el medio es donde entra en escena la comprensión, para diferenciar y entender los opuestos con la Verdad de
la Misericordia.
Así es como podrás salir
de la incomprensión o falta de entendimiento de los conceptos sobre las
acciones equivocadas.
En la oscuridad que rodea a la
falta de entendimiento, puedes confundir un árbol con un duende.
Por esta razón, antes de
incluir o excluir a las personas en tu vida, tómate una pausa para repensar si
será para tu mayor bien, el de los demás y el del mundo.
¿Te sirven de algo los juicios?
Entiendo que no siempre es
tú intención mirar a otros desde las sentencias.
Muchas veces es una
reacción inconsciente desprovista de mala voluntad, pero sin proponértelo
juzgas a otros basado en suposiciones.
En este caso, te pido que
guardes el microscopio mental para que seas más cuidadoso y cauteloso.
Reemplázalo por el
telescopio de la visión interna, ya que ahí encontrarás una realidad profunda
para te tomes distancia y te mantengas al margen de las críticas.
No se trata de ser imparcial,
ya que no sería lo correcto, Yo diría que tendrías que ser más parcial con el
Amor, para que modifiques la óptica, te favorezcas a ti y los demás.
Imagínate un mundo con
parámetros regulados por el Amor, podrían ver los propios corazones y el todos
los demás.
Amados
Hijos, podrían verse unos a otros tal como Yo los veo, podrían favorecerse,
bendecirse para hacer una diferencia en sus vidas, al hacerlas brillar con la
Luz de mil estrellas.
Igual a mil Estrellas
Querido, incluso podrían
aunar el brillo como Uno, para salir
del falso sentido de separación, los tú, él, ella, ese o aquel.
La Verdad haría
desaparecer la distancia entre Uds., borraría las fronteras, todos en el mundo
se verían como una Unidad que
comparten los mismos horizontes sin excepciones.
Si quieres que los demás
se eleven más, tú debes subir más alto, no con una visión externa, sino
interna.
No tiene sentido que
sigas mirando afuera y señalando a los demás, ya que la Verdad está en tu interior.
Podrías salir de los pensamientos,
emociones y percepciones distorsionadas, sobre lo bueno o malo del accionar propio y ajeno.
Si lo haces siempre
pensarás con el corazón, la residencia de la Mente
de Dios.
La mente humana no es
insignificante, es un gran componente para la vida, tal como lo es la vitalidad
para el corazón humano.
Lo que te estoy diciendo
no es para golpear la mente humana, pero por más que pienses que en tu cuerpo ocupa
el centro, no es así.
El corazón ocupa el
centro de tu Existencia del Ser, es
donde Yo estoy.
Mientras la mente piensa
en todo tipo de cosas, el corazón determina o concluye lo que se da y recibe.
La rigidez no es signo
de éxito para mantener latiendo en la Verdad
al corazón.
La inflexibilidad es un
anatema para el corazón, permite que la mente lo reemplace y oscurezca la Verdad.
La mente analiza y
piensa siempre como verdadero o falso, mientras que el corazón regula la
temperatura sin racionalizar.
La mente racionaliza,
entonces todos en el mundo afirman que es la Verdad, siendo que a veces puede esconder una ilusión.
En cambio el corazón
observa a todos en el mundo con los ojos del Amor, por basarse en la Verdad de Dios.
Amados
Hijos, reemplacen la mirada exterior por la visión del Alma, así se aúnen como
UNO y su Luz resplandezca con un brillo superior a mil estrellas.
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