Heavenletter # 4915 Publicada el 10 de mayo 2014
Dios dijo:
No existe la distancia,
ni el tiempo entre nosotros.
Sin embargo, se necesita
tiempo para que nos unamos.
¿Piensas que es una
cuestión de tomar velocidad, ahora o después?
No es necesario que te
preocupes por acelerar o ralentizar tu evolución.
No tienes que mantener
los ojos en tu progreso todo el tiempo.
No cuestiones, ni entres
en pánico, porque continúas evolucionando.
Conciencia de la Unidad
Cuando hablo de la
Conciencia de nuestra Unidad, no significa que tengas que salir presuroso a adquirirla.
Esto no es una
emergencia.
Tu conciencia es un estado
natural de tu crecimiento.
Ciertamente puedes dedicarte
a ello, pero en realidad no es necesario que te presiones, porque la elevación
de tu conciencia es inevitable.
¿Piensas que debes correr
hacia tu evolución con el reloj en la mano?
¿Piensas que se trata de
buscar la seguridad de un refugio antibombas?
La urgencia es una idea,
igual que la preocupación y la prevención, todos son conceptos que tienes.
Conciencia de la evolución
En cierto modo, la Conciencia
sobre Mí y ti mismo, junto a la Conciencia de la Evolución, son un poco como cuando
te levantas por la mañana y vas a trabajar.
Cuanto más te apresuras,
más preocupación tienes.
Tal vez no encuentres
las llaves y, sin embargo, están en alguna parte.
Corres de izquierda a
derecha y te angustias y, a pesar de tu apuro y
de ti mismo, igual las encuentras.
Usa tu intuición, para
no distraerte buscando las llaves.
Lo mismo ocurre con la
Evolución de la Conciencia.
De todos modos están allí, sin que te des cuenta irán hacia ti y tu mano recogerá las llaves de tu
Conciencia.
Evolución de la Conciencia
Tu Evolución está
intacta, lo mismo que las llaves estaban donde las dejaste.
No hay necesidad que
corras, te apresures o te lances a toda prisa hacia tu Evolución.
No te apresures de aquí
para allá, porque la Evolución viene hacia ti, lo mismo que tu Conciencia.
Por supuesto, la
Conciencia es lo único que falta, por así decirlo, aunque la Conciencia te
llegará por sí sola.
Entonces, no es
necesario que la busques en todas partes
para encontrarla.
Dejar el arco y la flecha
En la vida del mundo,
podríamos decir que existen dos movimientos opuestos: inhalación-exhalación,
tensión-relajación, ansiedad-sosiego, ardor-tibieza, trabajo-descanso, esfuerzo-facilidad,
hambre-saciedad y así sucesivamente.
No siempre puedes estar
inhalando y exhalando o lo que sea que los opuestos te provoquen.
No siempre tienes que
estar persiguiendo lo que quieres.
Puedes apurarte todo lo
que quieras y, sin embargo, tus deseos igual vienen a ti cuando deben hacerlo.
Lo mismo es con tu Conciencia,
que va a venir a ti cuando sea el momento.
Tal vez, de vez en
cuando, te parezca lenta o rápida, sin embargo, no necesitas perseguirla
obstinadamente para tropezarte con ella.
Amados, no hay urgencia,
la Conciencia vendrá a Uds., no necesitan salir a cazarla, pueden dejar de
lado sus arcos y flechas.
Despertar a la Verdad
El deseo impaciente por
alcanzar la Conciencia se asemeja a la caza de un ciervo o la persecución de una
mujer para conseguir su atención.
El Amor sucederá, aunque
no siempre bajo tu dirección o control.
Queridos, dejen que la
vida sea, Uds. están bien, los abrazo con Mi Amor.
Nunca estuvieron en otro
sitio, sólo están soñando un sueño no muy lejos de la Conciencia.
Uds.
van a “Despertar a la Verdad” de lo que son, de lo que significan para Mí y para todo lo
soñado en el Universo.
Huida y precipitación
Hasta ahora hemos estado
hablando de lo que buscas.
Sin embargo, es
necesario mencionar también, lo que deseas evitar.
¿De
qué estás huyendo?
¿De
la satisfacción que encontrarás al reconocerte?
Realmente no te puedes escapar
de la Verdad, más de lo que puedas precipitarte hacia ella.
No puedes perseguir o
huir de la vida, no temas, tú ya estás en la vida.
No puedes escapar de la
vida, no la puedes cargar sobre los hombros.
Hijos Míos, comprométanse
con la vida, guíenla, engánchense con ella, sin precipitaciones, ni huidas.
Amados, la vida no se
esconde de Uds., siempre les da la bienvenida.
Entonces, no es
necesario que azoten sus vidas como hacen con un caballo para que los obedezca.
No se oculten de la
vida, salúdenla, ¡Vívanla!
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