Heavenletter # 4894 Publicada el 19 de abril 2014
Dios dijo:
Cuando tu corazón anhele
la elevación, te elevarás a ti mismo.
Cuando necesites una
mano, tiéndetela a ti mismo así te ayudarás a subir.
Cuando te sientas azul,
utiliza un lápiz de color diferente.
Tú no eres una hoja que dependa
del viento para moverte.
El viento puede soplar y
mecerte, pero tú eres tu propio motor.
Poder individual sobre la vida
Puedes tener
responsabilidad sobre otras personas, pero sólo hasta cierto punto.
Respecto a ti y a todo
lo que te incumbe, ten en cuenta que toda la responsabilidad es sólo tuya.
Ciertamente, la vida
requiere de paciencia y cuando algunas cosas no salen tal como quieres, no es
necesario que pongas un pie sobre todo el mundo para que te obedezcan.
En otro orden de cosas, tú
eres la mano que empuña tu propia vida.
Sólo tú tienes poder sobre
tu vida.
En tu propia vida, de
ninguna manera eres un peón.
En tu propia vida, no
estás destinado a estar totalmente adherido al juego de la espera.
Levántate y muévete.
Control directo
Tal vez creas que estás
a merced de la vida.
Esto es porque no
percibes que hay muchas cosas que no están bajo tu control directo.
Sin embargo, la vida misma
te pide tu opinión.
Cuando la vida te
sacude, parece que te golpea hacia abajo o arriba, todo es para que puedas
surgir.
Tú eres el maestro de tu
propia vida.
Si tienes una caja de crujientes
galletitas, pues abre la caja.
No tienes que esperar a
alguien más, para abrir algo que es para ti.
Tú eres la fuerza
centrífuga de tu propia vida.
Autoabastecimiento vital
Te di el hálito, sin
embargo, ahora y por el momento, debes respirar por tu cuenta, por así decirlo.
En cualquier caso, tú debes
ejecutar tus propios movimientos.
Cuando te sientas
perturbado, es porque estás molesto contigo mismo.
Cuando está desorientado,
estás confundido contigo mismo.
Te doy un buen consejo
para cuando atravieses estos estados, acuéstate al lado de aguas tranquilas.
Si las aguas de reposo
no te apaciguan, no continúes acostado junto a ellas, encuentra otras que te
calmen verdaderamente.
La calma o las aguas que
buscas, se encuentran dentro de ti.
Queridos, todo depende
en gran medida de Uds. mismos.
Sin agresividad ni pasividad
No estás destinado a ser
agresivo, tampoco pasivo.
Siempre hay una
coyuntura en la que te encuentras a ti mismo.
Por un momento,
consideremos que la vida es como tejer un suéter.
Tú eliges el tipo de hilo
y su color y, de acuerdo al espesor, las agujas de tejer.
En tu mente ya
graficaste el modelo de suéter que tejerás.
Tú eres el tejedor y
para el caso que pierdas un punto, eres tú quien lo perdió.
Ahora, considera que eres tú quien teje tu propia vida.
Puede ser cierto que la
luz no sea buena, en ese caso, apágala o muévela hacia donde haya más
luminosidad y brillo.
Amados, Uds. pueden
tejer en todo momento y lugar, entonces lleven consigo y de forma permanente,
su propio tejido.
Esperando milagros
Considera la posibilidad
que la vida es como un partido de futbol o béisbol.
Cuando recibes la pelota
no la cedes al rival o tampoco la dejas caer a propósito, aunque a veces
ocurre.
Sin embargo, pese a que
puedo hacer milagros, no debes sentarte a esperar que los milagros te caigan
desde el cielo.
Se tu propio obrador de
milagros, ya que tú mismo eres un milagro.
De un milagro salen los
otros milagros.
Por supuesto, cuando busques
milagros, permanece atento para sentir cuando te lleguen, así no pierdas la
oportunidad.
Usar el propio fuego
Para preparar la comida
enciendes la estufa, para que el calor cocine los alimentos.
Cuando eres tú quien
preparas lo que vas a comer, eres el preparador de esos alimentos.
Tú eres quien pensó el menú, incluso si lo haces a último momento, eres el combina los sabores, el
tipo de cocción y el acabado final del plato.
Inclusive, aunque comas
solo, preparas la mesa, te sirves y culminas limpiando lo que ensuciaste.
Querido, eres el
cocinero de tu propia vida, entonces debes Ser tu chef y tu propio gourmet.
Alimenta tu propio fuego
y potencia la gracia en tu vida.
Dios, el gran Hacedor
Muy bien, entonces vas a
caminar a la derecha de la vida.
Yo, Dios, soy el gran
Hacedor, Yo Soy el último Hacedor.
Eso no significa que debas
sentirte al margen o andar por los alrededores.
No tienes que esperar a
que Yo haga o deshaga.
La vida se compone de
pensamientos y acciones.
La vida en la Tierra es el
campo en el que te mueves.
Con esto te estoy
diciendo que tú también, eres responsable de tu vida.
Procura que sea buena y
enciende el fuego para tu propia vida.
Cuando tu corazón anhele la elevación, te elevarás a ti mismo.
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