jueves, 6 de marzo de 2014

El bienestar de los corazones

Heavenletter # 4844 Publicada el: 28 de febrero 2014



Yo no tengo mala voluntad, no guardo rencor ni siquiera por una momento, no tengo razones para hacerlo, ni aferrarme a la negatividad.

Dios dijo:



Yo no tengo mala voluntad, desde luego no guardo rencor, ni siquiera por un momento.

Queridos ¿Por qué voy a hacerlo?


¿Por qué aferrarme a la negatividad?





Negatividad



El rencor que tú sostengas es tuyo.

La negatividad no es una virtud, puede ser un parásito.

Sin embargo, no tienes que aferrarte a ella, porque cuando celebras algo contra alguien, te afrentas a ti mismo.

Deshaste de la negatividad, sólo dile adiós de una vez y por todas.


¿Qué crees que persigues cuando la cultivas en el corazón?



La negatividad es un sentimiento duro en tu corazón.

Sus corazones no están destinados para estar endurecidos, sino para Ser sin restricciones.

Libera tu corazón de todo lo que lo obstaculiza, porque el endurecimiento es una obstrucción.


Cede y repone a tú corazón, otórgate autorespeto.


Los agravios niegan y te alejan de tu corazón, te hacen petulante y te controlan cuando guardas rencor.





Dejar ir



Quizás quieres autoproclamarte por encima de todos, pero tendrás que sacrificar mucho para adelantarte a otra persona.

Cuando estás buscando una pelea, ¿Qué crees que puedes ganar?


Deja ir, déjala ir, deja de lado a cualquier animosidad que te quede.
 

La animosidad es veneno, entonces ¿Por qué quieres envenenar a tu corazón?


No tiene sentido, lo que si tiene sentido es que restaures tu corazón.

Tu corazón no fue hecho para ser el chivo expiatorio de tus faltas de sensibilidad.

El corazón que tienes en el pecho es tuyo y no debe ser presa fácil de cualquier persona que se te presente.

Tú no viniste para vivir alejado de tu corazón, sólo para dar amor y alegría desde él.




Cerrar el corazón



La victoria sobre otro no te lleva a la alegría o si la consigues es una alegría efímera.

Tal vez piensas que estás castigando a alguien con tu resentimiento y si tienes éxito en castigar a alguien, es una pérdida.


En todos los casos, te castigas a ti mismo.



Tú no debes cerrar el corazón a cualquiera, no debes convertirlo en una víctima o tirarlo por la borda al río.

Tú corazón se asemeja a una flor que debe abrirse al sol, debes regalar amor y sólo influenciar con el amor desde él.


Tienes que mantener la integridad de tu corazón dentro del amor, sin renuncia, ni encaminarlo hacia la falsedad.


En lugar de resentirte por cualquier tipo de mal que pueda haberte afectado, abrázate a tu corazón, airéalo y purifícalo.



Deja que el resentimiento, el rencor, el dolor y compañía se vayan.



No tomes de rehén a tu corazón, no le quites la libertad, no lo subastes, ni lo cambies, sólo ábrelo.





Sin castigo a los demás



Tú eres el heredero de mi trono y, ciertamente, debes aprender a gobernarte a ti mismo antes de gobernar a los demás.

Tú nunca debes ser un castigo para los demás, eres una persona con intención en el amor.


Olvídate de tus ofensas y quita las chapas que tapan tu corazón.

Amados, sus corazones están destinados a ser suaves, uniformes, delicados.

Tu corazón está destinado a ser flexible y con gracia, a partir de hoy, comienza con el pie derecho.

Cualquier hostilidad que hayas guardado tiene que ser lavada y expulsada lejos del presente, para que puedas avanzar en la vida.


Expulsa de tu mente a cualquier cosa que no esté de acuerdo con el bienestar de tu corazón y el de los demás:


Nadie sostendrá, ni se hará responsable
de la rugosidad de tu corazón.
Tú eres el único responsable. Sólo tú.
Tú permitiste que tu corazón renegara y desertara.
Tú mismo lo has herido.
Tú te aferraste al error de otro
y lo hiciste tuyo.



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