Ayer publicamos un Mensaje de Luz sobre la Ascensión de la Tierra y el envío
de Energías Divinas hacia la Matriz del Planeta, para despertar a los que aún continúan dormidos, para Anclar más la Luz.
Cuesta creer que algo
así esté ocurriendo, ¿no es cierto?
Muchos piensan que se
trata de un movimiento gestado por un grupo de locos idealistas que sueñan con
la Unidad del Ser a nivel global, algo totalmente imposible,
por cómo nos hemos deteriorado en nuestra humanidad.
La pobreza, en constante
crecimiento a nivel mundial, la caída de los “principios morales”, las guerras,
violaciones de los derechos humanos, atentados con suicidas, hedonismo, exhibicionismo,
destrucción de la familia como núcleo central de la sociedad, etc, etc, es
moneda corriente en la actualidad.
En este momento, estamos
presenciando, a veces impávidos, el deterioro de los organismos gubernamentales
por casos de corrupción, que abarcan desde tráfico de drogas, lavado de dinero,
tráfico de órganos, pornografía infantil y trata de blancas.
Ni hablar de las grandes
corporaciones, en manos de unas pocas familias de nombre, desde hace mucho
tiempo y que manejan la alimentación, entretenimiento, información, banca
internacional, laboratorios farmacéuticos, fuentes de trabajo, armamentismo,
guerras y, globalmente, son nuestros proveedores en todo.
Si se continúa con las instituciones
religiosas, nos encontraremos con pedofilia, formación de suicidas que destruyen
cientos de vidas, adaptaciones camaleónicas a las nuevas circunstancias
sociales mundiales y así sucesivamente.
Elevación de la conciencia
Lo que a nivel mundial
se denomina la “Ascensión de la Tierra” o “El Despertar”, alberga una intención que incita a elevar la conciencia, con el fin de Ser Verdaderamente.
Ser Uno y vivir la existencia en permanente
Unicidad con el Ser Individual, Colectivo, Planetario y Universal.
Esencialmente, descubrir
el poder del Ser Interior, sin excluir a las creencias
espirituales, sino mediante la utilización de medidas de resurgimiento de la
abundancia, que todos y cada uno tenemos en el Corazón o Conciencia
Divina.
No el músculo que regula
el ritmo vital diario, sino accediendo a ese lugar único donde vive la Esencia Divina del Ser.
A través de los siglos, las
enseñanzas sociales y religiosas, manipularon nuestra percepción de la vida, con
ideas de miserabilidad, culpa, esclavitud, sometimiento, pobreza, con la vista fuera
de nosotros mismos, conforme a la aprobación de pautas sociales y religiosas.
Este adormecimiento de la
mente y los sentidos, está complementada con la idea de un Dios del temor.
En cierta forma, una
presencia divina inexistente, que trasformó a la plegaria en ruego y castigo,
porque Dios factura constantemente y sólo se dirige a
cada uno de nosotros, para condenarnos por nuestros actos.
Cuantas veces se nos
dijo que si no hacíamos esto o aquello, no seríamos merecedores de los dones
divinos.
Libre albedrío
El trasfondo de esas enseñanzas,
siempre encubrió una intención que nos impidiera descubrir el verdadero sentido
del “libre albedrío”.
Su utilización, para ser
verdaderamente libres de densas ataduras, nos hacen equilibrar la ambivalencia de los
extremos, atestados de culpa, represión e insuficiencia.
Con este afán sembraron temor
en nuestras mentes, para que todo lo que hagamos quede sometido a la aprobación
social, la condena divina y gire en torno a pautas prefabricadas para la
manipulación global.
El movimiento espiritual que está
surgiendo, sólo pretende el restablecimiento de la comunicación interna con el
Ser Divino Individual, para liberar a la conciencia, mente y cuerpo de siglos
de encadenamiento global a creencias que anulan la libre expresión del Yo Soy.
Esto es para que
disfrutemos del contacto personal con otros seres humanos y criaturas del
planeta, sin prejuicios, sentencias, desconfianza, sino desde el compartir una
experiencia única individual, con compasión, alegría, bondad, serenidad y amor
infinito.
Tenemos que cambiar la
imagen del Dios que nos creó.
No es nuestro Jefe, ni
un tirano desconsiderado con un arma que nos apunta siempre para dañarnos donde
más nos duele.
Cuando hacemos un
raconto de nuestras vidas y si estamos en una mala racha, siempre le atribuimos
a Él la causa de lo que nos pasa, en vez de buscar en nuestra libre elección
los motivos de la negatividad que estamos viviendo.
No tenemos la costumbre
de agradecer, inclusive hasta lo más insignificante.
Esto también es algo
inculcado por el temor, para mantenernos sumisos y condescendientes con las
dádivas de otros seres humanos en roles divinos.
Debemos aprender que si
queremos un contacto directo con Dios, tenemos que
buscarlo dentro de nosotros, porque nos otorgó la suficiente libertad para Ser, elegir y tomar nuestras propias
decisiones, sin intermediarios que se beneficien con nuestras limosnas, para
escuchar nuestros pecados.
La limpieza de tantas
capas de necedades con que nos llenaron la cabeza, comienza por el Perdón a Uno Mismo, porque sólo nosotros conocemos la
intención y el alcance de nuestras acciones.
Entonces aprendamos a
ser honestos con nosotros mismos y empecemos a limpiar las capas de ignorancia
embutidas y comprimidas en nuestros códigos de creencias que nos mantienen
anclados en una falsa realidad.
Subiendo la cuesta
El camino de exploración del Ser nos es fácil, hay muchos tramos
dolorosos y, por costumbre, nos seguiremos quejando por la lentitud de los
hechos, la falta de señales tangibles, la pelea interminable por la falta de
recursos para completar el mes, pero, a medida que limpiemos, capa tras capa,
aprenderemos que no estamos solos.
Cultivaremos el saber
que los accesos de calor no se deben a estados febriles, síntomas menopáusicos
o condiciones climáticas, sino a la presencia de la Energía Divina de
nuestro Ser, que aflora para:
- Tranquilizarnos cuando nos enojamos y no sigamos alimentando el Ego;
- Crear una red de protección alrededor nuestro, que sirva de escudo y haga rebotar a la negatividad exterior;
- Avisarnos de un peligro, para que utilicemos la intuición, detectemos la procedencia y amortigüemos las consecuencias;
- Curar nuestra mente, para erradicar los pensamientos negativos autodestructivos y condenatorios de terceros;
- Sanar el cuerpo de los estragos que provoca la saturación de energía negativa;
- Sellar las fisuras del Aura, que es perforada por influencias negativas externas y los pensamientos que gestamos.
Importancia de vivir desde el Ser
Desconocemos que cuando
el Escudo Energético que nos rodea es taladrado por cuestiones
internas y externas, nuestra mente se recarga, con repercusiones en el cuerpo
que se enferma y el cambio de la luminosidad del espíritu, cuyos colores
brillantes, pasan a tonos grises con distintas intensidades, según el grado de
negatividad.
Queridos hermanos y
amigos de la Luz: el propósito consiste que se embarquen en este gran viaje
para que podamos anclar el amor, la pureza, la alegría, la paz, la gracia, la bondad
y que se reflejen en el cuerpo, corazón y mente.
El tenor de los mensajes
no es generar una discusión global de condenación hacia quienes manejan los
hilos del mundo, sino dejar de ser marionetas, mediante una cruzada personal que
llene, genuinamente, de esperanza el pecho y permita realizar, en el presente,
los deseos individuales, con proyección a futuro.
Las nuevas generaciones merecen una vida mejor,
sin miedos sofocantes, desgastantes, renuentes y esclavizantes en una realidad
ajena al Ser.
Nuestros niños merecen
nuestro esfuerzo como adultos, tendientes a la conclusión de pesares
imaginarios, inventados para que desconozcamos a la verdadera Dimensión Divina
que somos.
No piensen en esto como idealización,
utopía o manipulación de “fantasmas estelares”
que quieren debilitarnos para apoderarse de nosotros.
Si dudan de estas
palabras y todos los mensajes que circulan, hagan una pequeña prueba: liberen
la mente de prejuicios y experimenten a la propia Energía.
No se olviden que la prisión
en que estamos, por las creencias inculcadas, nos impide crear el Cielo en la Tierra y que si Anclamos la Luz, como se nos está
pidiendo, podremos liberarnos de tantos siglos de yugo mental y espiritual innecesario.
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