" Abriendo el Portal - Parte III - CAMINO A LA GRACIA DE DIOS

miércoles, 18 de marzo de 2015

Abriendo el Portal - Parte III


Hallazgo

Los Arcturianos – Suzanne Lie



Véase la Parte I y Parte II



Encontrar el amor




Abriendo el Portal - Parte III

Los ojos de la hermosa mujer eran dulces y límpidos, miraron directamente a mi corazón.

No pude resistir la mirada y abrí la tienda de nuevo.

Ella compró lo que necesitaba y se volvió para marchase. 



-“Espera, la llamé.

-“Por favor, no te vayas todavía, déjeme cerrar, te acompaño a tu casa. 

-“Es casi de noche y es inseguro para una mujer tan hermosa como tú.

-“¿Cómo sé qué voy a estar segura contigo?, preguntó ella, con un brillo profundo en sus ojos marrones.

-“¿Por qué, no soy de la familia real?.

-“¡Por supuesto que estarás a salvo conmigo!” 


Me quedé muy sorprendido y avergonzado por lo que había dicho, pero una memoria a largo plazo que había olvidado, comenzó a venir a mi mente.

Era el rostro de otro niño, sí, era la cara de mi hermana, la que habíamos puesto en libertad.

Miré a la mujer delante de mí.

-¿Mi hermana se hubiera parecido a ella de sobrevivir a los reconocimientos 3D?

Entonces, como si un rayo hubiera golpeado mi mente, recordé.

No me acordaba de todo, pero la niebla empezó a despejarse, pude ver visiones de la pureza que me esperaba en los bordes de mi mente.

Miré a la mujer. 

-“¿Cuánto tiempo quedó bloqueada mi memoria por estar envuelta en el ensueño?”

Su rostro mostraba una ligera preocupación, pero sin ridiculizar mis declaraciones. 

-“Entonces ven mi Señor, acompáñame a casa”.

Ella sonrió cálidamente, como si me hubiera creído.

Mientras caminábamos a su casa, en el borde de la ciudad, habló suavemente sobre su vida. 

Su familia acababa de llegar a esta ciudad, eran muy pobres y habían venido a buscar una vida mejor. 

Su madre, padre, hermanos y hermanas me saludaron como un amigo perdido hacía mucho tiempo.

Fue entonces cuando nos dimos cuenta que nuestros nombres no fueran necesarios.

Ambos nos sentimos muy cómodos desde el momento que comenzamos a caminar a su casa y las presentaciones fueron innecesarias.

Su nombre era Lenexa y creo que empecé a amarla desde ese primer día. 

Lenexa comenzó a traerme mi comida del mediodía y se quedaba a almorzar conmigo.

Ella dejaba las compras para el final del día, me gustaba acompañarla a su casa.

Si hubiera algo que sobraba de la venta diaria, yo se lo daba a su familia, por supuesto sin olvidar a mi querida madre adoptiva.

En la primera reunión de mi madre con Lenexa, ella la abrazó calurosamente.

Sabía que esta mujer era mi salvadora.

Como mi memoria empezó a regresar, comencé a contarle a Lenexa la historia sobre el personaje mítico que yo era realmente.

Le encantaba la historia y me pidió que le redactara todos los días un poco más.

Yo le conté todo, excepto, por supuesto, las doctrinas secretas de los mayas. 

No pasó demasiado tiempo antes que hiciéramos el amor. 

Fue muy diferente a hacer el amor con Hopenakaniah.

Con Lenexa, era dulce, amoroso y una conexión con la Tierra.

Cada vez que teníamos un orgasmo, nos introducíamos juntos, muy profundamente, en la Tierra. 

Éramos como dos árboles, cuyas raíces se embutían en lo profundo de la Tierra.

Traté de encontrar la hierba para evitar que quedara embarazada, pero ella me dijo que quería tener un bebé mío.

-“¡Pero yo no puedo tomarte como mi esposa, pronto tendré que irme!”

-“Nos reuniremos de nuevo, me respondía siempre.


Mi tiempo en la ciudad estaba llegando a su fin y, para mi sorpresa, descubrí que no quería irme. 

Yo había aprendido a amar Lenexa de una manera tranquila y simple. 

Me gustó estar con Hopenakaniah, como un complemento o parte de mí mismo.

Pero también me encantó estar Lenexa, como un árbol que ancla sus raíces o una planta que se manifiesta en sus flores.

-“¿Cómo podía dejarla?” 

-“¡Ella me había salvado la vida!”

-“¿Podría simplemente abandonarla?”

-“¿Pero, podría abandonar mi propósito?”

-“No sabía cuál era mi propósito.” 


Lenexa me había enseñado a amar la vida de la tercera dimensión y ahora tendría que salir de ella, probablemente para siempre. 

-“¡Yo tendría que dejarla!” 


Me sentía cada vez más y más distraído.

Nuestro amor se exasperó y se volvió profundamente apasionado, hasta que una vez, no nos hizo penetrar profundamente en la Tierra.

En su lugar, nos elevó a los planos superiores, como lo había hecho con Hopenakaniah.

La vi como un Ángel con alas y me vi como un Dios de otro mundo.

Cuando por fin volvimos a la Tierra, ella me miró a los ojos con una profunda Sabiduría.

-“Es hora que te vayas ahora”.

-“Nos reuniremos de nuevo.”

-“Ve ahora amado, yo todavía tengo la fuerza para enviarte lejos.”

-“Traté de quedarme, pero ella no me dejó.”

-“Ella literalmente me empujó muy lejos de sí misma.”

-“Me di cuenta que yo estaba llorando, igual que ella.”

-“¡Vuelve al hogar!,  exclamó, no me hagas repetirlo de nuevo.”


Entonces mi amada Lenexa se volvió y huyó de mí.

Cada músculo de mi cuerpo quería seguirla, pero como siempre, ella tenía razón. 

Los seis meses transcurrieron como si fueran una semana.

Poco a poco fui retornando a casa, hasta que llegó el momento de despedirme de mi querida madre adoptiva.

La besé en un querido adiós y le di algunos recursos de valor que había guardado. 

-“Por favor entrégale la mitad a Lenexa y guarda la otra mitad para ti.”

-“Por favor, cuida de ella como si fuera yo.”

-“Tengo que irme.”


Como de costumbre, mi madre no me preguntó, ella entendió.

Me di vuelta y la dejé en la pequeña choza que había aprendido a amar.

-“Esperé durante tres largos días y noches, la llegada de mi hermano y hermanas y que se reunieran conmigo.” 

-“Tal vez habían olvidado que tenían que regresar.”

-“Puede que no hayan sido tan afortunados como yo, en encontrar a alguien que cuidará de ellos o los hiciera recordar.”

-“Quizás estaban muertos.”


Busqué en mi mente como nos comunicábamos cuando éramos niños.

De niños jugábamos a escondernos y buscarnos con nuestras mentes. 

Las reglas consistían que sólo podíamos buscarnos, el uno al otro, dentro de nosotros mismos.

Tuvimos esta oportunidad de escondernos y buscarnos, haciéndonos muy buenos en este juego. 

Aprendimos a ponernos en contacto entre nosotros, sin importar cuán lejos estuviéramos.

Habíamos empezado este juego después que nuestra hermana fue puesta en libertad.

-“¡Qué alma valiente había sido!”

-“La visión de ella fue la que me hizo recordar”.


Muchas veces me he preguntado si Lenexa no era su reencarnación.

Si eso fuera cierto, tal vez ella también podría encontrar a los demás y ayudarlos.

Pasó otro día y seguía sin saber nada de ellos.

Tal vez ellos ya habían estado aquí y se fueron.

Tal vez el que había llegado tarde era yo.

Pero si volvía al templo sin ellos, existía la posibilidad que esperarán por mí.

Estaba congelado por la indecisión. 

Decidí llamar a mi padre Arcturiano para pedir su consejo. 

Toda mi vida él había estado presente, con contacto físico o en los pensamientos, por lo que lo llamé simplemente con mi mente. 

Sin embargo, esta vez fue diferente, llamé y llamé sin tener respuesta suya. 

-“¿Qué había ocurrido?”

-“¿Yo había bajado tanto mi vibración, qué ya no podía comunicarme con mi familia?”

-“¿Me había olvidado cómo llamarlos? 

-“Tal vez por eso no podía encontrar a mi hermano y hermanas.” 


La desesperación y el miedo estaban empezando a surgir en mí. 

Sabía que si no me permitía desprenderme de mis emociones para sacar lo mejor de mí, yo nunca sería capaz de llegar a mi padre.

Traté y traté, pero no hubo respuesta. 

Finalmente, decidí que iba a tener que viajar a Arcturus y encontrarlo. 

Yo sabía que iba a tener que meditar durante mucho tiempo, con el fin de elevar mi vibración a la séptima octava, para que pudiera viajar a mi hogar con mi mente. 

Yo nunca había ido a Arcturus solo, siempre había ido con mi padre o con Hopenakaniah durante nuestro apareamiento sexual. 

-“¿Sería capaz de elevar mi vibración tan alto, sin la ayuda de los demás?”

Me propuse no exagerar esa pregunta, ya que sólo me crearía duda y miedo. 

Encontré un lugar de meditación en el hueco de un árbol grande, que era mi favorito por haberlo usado con frecuencia cuando vivíamos en la selva.

En cierto punto, esperaba que la Paz y la calma me alcancen, ya que siempre lo había hecho antes, pero no fue así. 

Mi mente estaba cerrada, mi corazón estaba vacío, no había meditado en muchos meses y ahora me había olvidado cómo hacerlo. 

La negatividad, ira y miedo me cerraron una gran parte de mí mismo.

Traté y traté de elevar mi vibración, pero nada funcionó. 

Mis ojos se abrieron y el mundo a mi alrededor, que había sido seguro y protector, se convirtieron en una densa y amenazadora selva.

En un acceso de rabia, agarré una piedra grande y empecé a golpear la tierra delante de mí. 

Un agujero comenzó a formarse. 

Golpeé más, más, más y más.

El agujero se hizo más y más grande hasta que finalmente, en el agotamiento, me recosté contra el árbol y cerré los ojos.

Entonces vi ese mismo hoyo, sólo que estaba en mi mente y me estaba llamando que entrará en él.

Estaba oscuro y amenazante, pero no abandonaría a mi Conciencia, necesitaba viajar a las profundidades de mi mismo.

Tuve que entrar en ese agujero, seguir su trazado sinuoso y profundo en el centro de mi mente angustiada. 

Muchas imágenes y sentimientos de mi vida en la tercera dimensión se arremolinaron frente y dentro de mí, interrumpiendo mí viaje. 

Me acordé que si ponía mi atención en cualquiera de estas distracciones, quedaría atrapado en su fango.

El agujero horadó más y más en mi psique y, de hecho, en mi forma física. 

Empecé a darme cuenta que me dirigía a la estructura celular de mi forma física.

Cuanto más profundamente viajaba, todo se volvía más pequeño.

Yo ya no era tridimensional, estaba en dos dimensiones, era una mota en la dimensionalidad. 

-“Luego todo se detuvo.”

-“Yo estaba dentro de una pared interior, necesitaba romper esa pared, no podía dejar que me detenga.”

-“Yo tenía que Ser más, sabía que yo era más.”

-“Con la fuerza de mis convicciones, empujé a través de la pared y encontré que estaba en el espacio exterior profundo, vi estrellas alrededor de mí. 



“YO SOY LA LUZ!" Lloré con exaltación.”

“YO SOY LA LUZ, Y SOY EL UNO!”



Volví a entrar en el agujero largo otra vez y difundía este mensaje a cada célula y átomo de mí mismo.


“¡YO SOY LA LUZ!”

 “¡SOY DEL UNO!”


Permití que este mensaje llegue a cada parte de mí Ser:


-“¡No hay separación!” 

-“¡Somos todos del Uno!”.

-“¡Nadie es demasiado grande o demasiado pequeño!”

-“¡La oscuridad es una ilusión!”

-“¡El dolor es una ilusión!”

-“¡La soledad es una ilusión!”

-“¡La separación es una ilusión!”


Me concentré en mi respiración y mi corazón se sentía completo con el Amor y la Unidad Incondicional de toda la vida. 

Poco a poco me levanté con esta Conciencia expandida en la cabeza y envió un Rayo de Luz a mi columna vertebral para anclarme a mí mismo en la Tierra.

Sentí reverberar alrededor del árbol, el aumento de la Energía que fluía por la presencia de mí Ser.

-Di las gracias al árbol para su pasada protección. 

-Aún yo no sabía lo mucho que lo iba a necesitar.


El principio de esta meditación se asemejó, en gran medida, a las muchas que había experimentado en toda mi vida anterior. 

El mundo exterior se desvaneció y todas las ilusiones de la vida, incluso mi viaje a la ciudad comenzaron a desaparecer.

Pero entonces, de repente, me encontré en un lugar muy horrible de la oscuridad, algo que jamás había experimentado. 

Lo único que pude reconocer al respecto, fue el asesinato que había presenciado en mi primer día en el mercado. 

Fantasmas y desencarnados, enojados y necesitados, tiraron de mí y me hacían señas para que entre en su guarida.

Mi plexo solar se estaba quemando, extendí la mano para agarrarme al árbol y protegerme más, pero el enemigo no estaba en el mundo físico.

Mi enemigo era del plano astral inferior, eran los residuos psíquicos de la vida de la tercera dimensión. 

Nunca antes la había experimentado, porque yo siempre había estado protegido de cualquier negatividad del mundo físico. 

Por lo tanto, yo había pasado por esta zona de los mundos internos, protegido y con falta de experiencia. 

En mi vida yo no había tenido estas experiencias o algo que podría haberme hecho reconocer la posibilidad de un mundo así. 

Ahora que había tenido esta experiencia, todos ellos brillaron ante mi mente a la vez, acompañados de pensamientos negativos y emociones desagradables, que experimentaba mientras los observaba.

Empecé a sentirme enfermo y quería salir de este horrible lugar.

Sin embargo, yo sabía que no debía permitirme temer y quedar atrapado, cerrándome el acceso a las dimensiones superiores para siempre. 

Esta experiencia debe haber sido la razón por la que habían querido que viviera en la ciudad.

Teníamos que experimentar las partes más oscuras de nosotros mismos con el fin de completar nuestra misión. 

¡Pero yo ni siquiera sabía cuál era mi misión! 

Sin embargo, los pensamientos sobre mi misión me dieron coraje y empecé a luchar con la oscuridad.

Pero la lucha con la oscuridad me pareció infinita, por cada porción que ella me conquistaba, parecía que me falta lugar para posicionarme.

Estaba perdiendo la batalla, podía sentir cómo drenaba mi Esencia

La oscuridad estaba robando mi Luz. 

-“¡Pero espera!”

Tuve que recordarme a mí mismo, por qué yo no había experimentado esta oscuridad antes.

Sí, era porque yo no había conocido la oscuridad en mi vida.

“¡Esta oscuridad podría atacarme sólo a través de mi propia oscuridad interior!”


Los Arcturianos – Suzanne Lie




Tuve que recordarme a mí mismo por qué 
yo no había experimentado esta oscuridad antes. 

Sí, era porque yo no había conocido la oscuridad en mi vida. 

Esta oscuridad me podía atacar sólo a través
de mi propia oscuridad interior. 



BENDICIONES


¿Cómo va tu iniciación?

La mía, por momentos, es increíblemente maravillosa, de repente todo lo contrario se expresa con mucha rapidez.

Pero todavía me caigo en la fatiga y el drama que sigue.

Por favor Comparte: http://suzanneliephd.blogspot.nl/





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